UNA DISTOPÍA SOBRE LA ESPAÑA ACTUAL

'Blade Runner' en Benidorm

Ion de Sosa dirige 'Sueñan los androides', otro reciente ejemplar de cine 'low cost'

Rascacielos mediterráneos 8 Benidorm, en un fotograma de 'Sueñan los androides'.

Rascacielos mediterráneos 8 Benidorm, en un fotograma de 'Sueñan los androides'.

NANDO SALVA / SEVILLA

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¿Y si Ridley Scott no hubiera ambientado 'Blade Runner' (1982) en una versión cyberpunk de Los Angeles sino en ese paraíso de bloques faraónicos de hormigón, ocio para la tercera edad y lo 'kitsch' en general llamado Benidorm? ¿Y si su cazador de androides protagonista no hubiera sido Harrison Ford sino un pétreo pistolero con pinta de oficinista y (cara) querencia a las ovejas?  ¿Y si, en lugar de la satinada banda sonora de Vangelis, su periplo lo vehiculara una colección de jotas, fandangos y otros cantares tradicionales patrios? El resultado sería más o menos como 'Sueñan los androides'.' Segundo largometraje de Ion de Sosa, la película ha acaparado el boca-oreja en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, que ayer  clausuró su 11ª edición.

En otras palabras, el director vasco se desentiende por completo de la idea original de '¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?', la novela breve de Philip K. Dick, que en su día inspiró a Scott. «He querido evitar a toda costa que un día me llame un familiar de Dick exigiéndome 10 millones de dólares», bromea De Sosa. El proyecto, es cierto, nació casi como una travesura -«pensé que sería divertido versionar una película que es la favorita de mucha gente»-, pero el resultado final es mucho más que eso.

La crisis, desde Berlín

Mientras retrata un planeta futuro en el que no hay forma de distinguir a los androides de los humanos -y en el proceso transita entre la ciencia-ficción costumbrista, el cine negro y la comedia surreal-, 'Sueñan los androides' funciona como tristísima reflexión sobre la España actual. Convertida a causa de la crisis del ladrillo en distopía de obras a medio terminar y edificios vacíos, la desértica urbe levantina -la película fue rodada durante unos días de octubre, temporada baja, a lo largo de tres años— ilustra un presente sin gente joven. «Después de todo, buena parte de nosotros nos hemos visto obligados a emigrar».

De Sosa lleva casi ocho años afincado en Berlín, y la distancia impone un estado de ánimo que también permea la película. Los androides encarnan la añoranza derivada de la inmigración, y los falsos recuerdos que les asaltan al morir no son sino fragmentos de películas domésticas del propio director. «Echo de menos a mi familia y mis amigos, y me pareció que incluir esas imágenes sería una buena forma de mandarles mensajes de amor». De ese modo, 'Sueñan los androides' conecta con la primera película de De Sosa, 'True Love' (2011), diario íntimo en el que meditaba sobre sí mismo y sobre el acto de filmar.

 

Construida «sin normas y con total libertad», 'Sueñan los androides' es el más reciente ejemplar del low cost, un cine español hecho sin apenas dinero por una nueva generación de autores decididos a vulnerar las reglas del lenguaje fílmico. No es casual que la produzca Luis López Carrasco, punta de lanza del movimiento tras triunfar el año pasado en el certamen sevillano con 'El futuro', en la que De Sosa ejerció de productor y director de fotografía. El vasco, en todo caso, rechaza hacer bandera de la falta de presupuesto: «No digo que Sueñan los androides sería mejor con más dinero, pero es la última película que hago sin pagar a mi equipo. Me revienta hacer cine precario».