Refree y Kiko Veneno: «Se ha ocultado la conexión entre Barcelona y Sevilla»

Los músicos muestran su sintonía este miércoles en Apolo en el Curtcircuit

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JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Primero fue Sensación térmica (2013), el último disco de Kiko Veneno, producido por Raül Fernández, Refree. Luego la alianza de ambos con la orquesta Cordes del Món. Y ahora, un mano a mano que trasciende el perímetro de ambos, del sevillano (aunque nacido en Figueres) Veneno y del barcelonés Refree, y pone un pie en una sustanciosa pista histórica: el diálogo contracultural que sus ciudades mantuvieron en los 70. Un repertorio con guiños al underground y el neoflamenco de aquellos años, que este miércoles muestran en Apolo (La 2, 21.30 horas), en el Curtcircuit.

Sensación térmica ya se presentían los ecos de aquella complicidad entre Barcelona y Sevilla. ¿Necesitaban explorar ese camino?-(Raül Fernández) Ahora, la idea de tocar canciones de los dos estaba bien, pero podíamos llevarlo un poco más allá. Kiko me hablaba de esa relación entre las dos ciudades, y de aquel trasvase de ideas y de músicos, y pensamos que podríamos tocar también canciones del grupo Veneno y de otros artistas de la época.

-En

-Hablamos de una música anterior a la movida madrileña.

-(Kiko Veneno.) Sí, la época de la música progresiva, cuando los miembros de Smash vinieron a Barcelona y se alojaron en casa de Pau Riba…

-(R. F.) Y Toti Soler fue a trabajar con Diego del Gastor…

-(K. V.) … a aprender flamenco a Sevilla. Hay una relación que no es sostenida pero sí muy significativa. Barcelona y Andalucía son colaterales respecto al hecho central, al Estado español, y se complementan. La Feria de Sevilla la fundó un catalán, Narcís Bonaplata, con un vasco. Dalí y Lorca eran amigos. Catalunya es un núcleo flamenco con Carmen Amaya, Peret, El Pescaílla, Miguel Poveda, Mayte Martín…

-(R. F.) La conexión entre Barcelona y Sevilla se ha ocultado y no se le ha dado la dimensión que merecía, a diferencia de la movida madrileña, que salió más tarde. No quiero politizarlo, pero se presenta la movida como el gran hecho contracultural cuando lo que pasó antes en Barcelona y en Sevilla fue intelectualmente salvaje, y en un contexto de represión.

-Barcelona y Sevilla establecieron un diálogo sin pasar por Madrid. Y en plena dictadura. Visto ahora, parece una anomalía inconcebible.

-(K. V.) El fracaso del estado español es que impone el nacionalismo castellano. Todo eso estuvo en discusión en los siglos XVIII y XIX. En Andalucía estaba La Mano Negra, y coincidió con Catalunya en el anarquismo. Por desgracia, nuestra memoria histórica es de los últimos cien años: Primo de Rivera, Franco y a machacar. No se reconoce que los nacionalismos periféricos, como los llaman ellos, son tan fundacionales, o más, que el castellano, en el Estado español, y se desarrolla la mentalidad dictatorial, franquista, que es la que todavía estamos viviendo.

-Así que, además de un concierto, proponen toda una reivindicación de un Estado plurinacional.

-(K. V.) No necesitamos ningún proyecto para reivindicar eso: somos así de natural, porque la música no conoce fronteras, se junta y se mezcla.

-(R. F.) No queremos darle esa lectura, pero usted la puede hacer. Cuando grabamos el disco, Kiko me decía que veía esa conexión, y eso me gusta. Creo que hay algo de todo ello.

-La batalla de Kiko en 1977 fue desarrollar un rock autóctono, y un flamenco sin dogmas. ¿Le parece que se ha avanzado en esos terrenos?-(K. V.) Ahora la modernidad del flamenco hay que buscarla en otras partes: en el baile, en Israel Galván... En la música, El Niño de Elche juega con los límites. Y el experimento de Raül con Rocío Márquez. Las Migas, Albert Pla con Diego Cortés... Es gente que huye del canon oficial, del que hay que huir siempre, y más aún en el flamenco, donde huele a podrido y a antiguo, y los críticos no piden nada nuevo. La vida no es así. Hay que avanzar. Esas son otras vías, las que van a dinamitar el flamenco, que es un cuerpo de arte extraordinario pero que se ha convertido en una situación de poder opresiva.

El pimiento indomable. ¿Es una casualidad que trabaje ahora con músicos de una generación más joven?

-Ha publicado un disco con el uruguayo Martín Buscaglia,

-(K. V.) Son cosas buscadas. Yo me asocio a la idea de expandirme, como el universo. Los músicos lo que queremos hacer es ampliar nuestro campo de acción. Me encuentro muy bien con estas colaboraciones, son ventanas nuevas que se abren.