EL MÚSICO RECHAZA LA DISTINCIÓN MEDIANTE UNA CARTA AL MINISTRO WERT

El 'no' de Jordi Savall

El violagambista renuncia al Premio Nacional por el maltrato que el Gobierno da a la cultura

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MARTA CERVERA / BARCELONA

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el célebre violagambista Jordi Savall rechazó ayer el Premio Nacional de Música y los 30.000 euros que conlleva para denunciar la poca atención que se presta a la músicos y los artistas, en general, en España. Muchos de ellos respaldaron su postura en las redes sociales, donde su polémica decisión fue trending topic.

El polifacético músico envió ayer, un día después de recibir la distinción, una carta a José Ignacio Wert, ministro de Educación, Cultura y Deportes, explicando que no acepta el galardón «para no traicionar sus principios y convicciones más íntimas» y por «proceder de la principal institución del Estado español responsable, a mi entender, del dramático desinterés y de la grave incompetencia en la defensa y promoción del arte y de sus creadores. Una distinción que proviene de un Ministerio de Educación, Cultura y Deportes responsable también de mantener en el olvido una parte esencial de nuestra cultura, el patrimonio musical hispánico milenario, así como de menospreciar a la inmensa mayoría de músicos que con grandes sacrificios dedican sus vidas a mantenerlo vivo».

Jordi Savall critica que el ministerio no imprima «el impulso necesario a las diferentes disciplinas de la vida cultural del Estado español que luchan actualmente por sobrevivir sin un amparo institucional ni una ley de mecenazgo que las ayudaría a financiarse y a afianzarse».

Tras hacer hincapié en la ausencia de un mínimo de estabilidad para los músicos, Jordi Savall acaba recordando en la carta que «la ignorancia y la amnesia son el fin de toda civilización, ya que sin educación no hay arte y sin memoria no hay justicia. No podemos permitir que la ignorancia y la falta de conciencia del valor de la cultura de los responsables de las más altas instancias del Gobierno de España erosionen impunemente el arduo trabajo de tantos músicos, actores, bailarines, cineastas, escritores y artistas plásticos que detentan el verdadero estandarte de la Cultura y que no merecen sin duda alguna el trato que padecen, pues son los verdaderos protagonistas de la identidad cultural de este país». El músico termina expresando sus ganas de que su «sacrificio» de rechazar el premio «sea comprendido como un acto revulsivo en defensa de la dignidad de los artistas y pueda, quizá, servir de reflexión para imaginar y construir un futuro más esperanzador para nuestros jóvenes».

Savall suscitó el entusiasmo de artistas de diferentes estilos, desde La Pegatina hasta veteranos rockeros como Loquillo que calificó de «lección magistral» su reacción. Ante el debate suscitado, el ministerio mostró a través de un comunicado su «respeto» a la decisión de

Savall, tras insistir en reconocer sus méritos por su recuperación y difusión del patrimonio musical.

El violagambista, que sí aceptó la Medalla d'Or de la Generalitat hace dos semanas y que apoyó un artículo en el diario inglés The Independent sobre el derecho a votar de los catalanes el 9-N junto al entrenador Pep Guardiola, el tenor Josep Carreras, el doctor Joan Massagué y los economistas Pol Antràs y Xavier Sala-Martín, evitó en la misiva referirse  al trato que Catalunya recibe de España.

REACCIONES / El pianista Javier Perianes, Premio Nacional de Música 2012, destacó su «máximo respeto y admiración hacia la decisión de alguien de la inteligencia y la trayectoria de Jordi Savall», aunque él dijo no ser partidario de interpretar un premio artístico en clave política. El compositor Josep Soler, otro Premio Nacional que en su día renunció a la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes por motivos similares a los de Savall, se alegraba de la bofetada moral al poder. «No siempre la vida nos permite ser consecuentes pero hay que intentarlo», señaló. La visión de su colega Benet Casablancas, miembro del jurado independiente que premió a Savall, era distinta: «A nivel personal, todo lo ocurrido me produce una gran tristeza». «Aplaudo la valentía de Savall de manifestarse a favor de la cultura. Es una decisión personal que hay que respetar», dijo Josep Pons, director musical del Liceu.