ENTREVISTA

Joan Miquel Oliver: «Sería frívolo no hablar de lo que ocurre en Mallorca»

El exlíder de Antònia Font publica el libro 'Setembre, octubre i novembre', que parte de la figura real de Miquel Riera, escalador de 'psicobloc'

«Sería frívolo no hablar de  lo que ocurre en Mallorca»_MEDIA_1

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JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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El nuevo libro de Joan Miquel Oliver, Setembre, octubre i novembre (L'Altra Editorial), es un relato que parte de la figura real de Miquel Riera, escalador de psicobloc (modalidad sin cuerdas, en rocas y paredes junto al agua), para ofrecer una mirada reflexiva y crítica a Mallorca. El exguitarrista y compositor de Antònia Font funde narración literaria, crónica y ensayo en un texto que, novedad, incorpora opiniones de carácter social y político. Un texto inspirado, señala, en el «periodismo subjetivo» de Hunter S. Thompson y Tom Wolfe.

-¿Un libro que canaliza su voluntad de opinar, insafisfecha como autor de canciones?

-He cambiado el formato con el propósito de hablar de otras cosas. La música y la poesía son creaciones artísticas, no comunicativas, y aquí sí que explico mis ideas. Sería frívolo no hablar de lo que ocurre en Mallorca; han pasado cosas muy fuertes.

-Así que la imagen del Oliver galáctico y ajeno a los problemas terrenales no era precisa.

-Es que en las canciones no me veía opinando, y no quería expresar mis ideas en nombre de Antònia Font.

-Riera aparece como un personaje heroico que se desafía a sí mismo y que conecta con los exploradores o visionarios de Antònia Font.

-Sí, podría ser un personaje de Lamparetes. Tuve claro que iba a ser el núcleo del libro. Iba a hacer una biografía, pero preferí dejar los apuntes al natural y el resultado es más literario que documental.

-Ante el debate sobre el «yo» y el «nosotros», parece que usted se decanta por la figura individual. ¿Es el «yo» el que mueve montañas, y no los proyectos colectivos?

-En la colectividad tiene que haber alguien que mande, y yo soy partidario de que cada uno controle su parcela en solidaridad con los demás, con iniciativas: ahora, con la crisis, mucha gente se espabila y abre una tienda de verduras o aprovecha un terreno para criar ovejas...

-¿Le cae bien el emprendedor?

-Si es un emprendedor que actúa movido por el capitalismo salvaje, me cae antipático. Pero el emprendedor que se inventa el motor de explosión es fantástico. En mi sociedad ideal hay adelantos, medicinas... Hace falta un cambio de ideológica, y la misión del político es evitarlo y hacerse el imprescindible.

-¿Se identifica con el anarquismo?

-Sí, con la teoría política. Estoy convencidísimo. Más que nada, porque se puede practicar desde abajo. Por ejemplo, la Assemblea de Docents, en Baleares, está implorando a Bauzá que rectifique con el trilingüismo. ¿Por qué no les hace caso? Son quienes conocen la realidad educativa. Bauzá no tiene ni idea y quiere hundir la escuela pública para poder decir luego que es un desastre.

-¿Comparte la idea de que el proceso soberanista catalán puede conllevar represión lingüística en Baleares y el País Valenciano?

-Puede ser, pero más de lo que ha hecho Bauzá para cargarse el catalán ya no puede. El siguiente paso ya sería prohibirlo. Yo nunca había sido muy partidario de ir a votar, pero últimamente lo hago porque veo que se han puesto muy duros.

-El libro evoca una Mallorca ajena al turismo de masas.

-El turismo ha supuesto una destrucción del territorio y la ruina de la industria y del producto balear. Y es una industria en autocombustión: si vendes paisaje y tranquilidad y luego te lo cargas, estás destruyendo el producto del que vives.

-Usa un lenguaje diáfano con licencias discutibles: «pillar», «xapuça»... 

-Estoy entre la expresividad y la corrección. Soy fiel a la norma con los pronoms febles, la dicotomía «ser» y «estar», «hagués» y «hauria», «gaire»... Eso forma parte del esquema mental del catalán. Soy más abierto con el léxico: si hay que decir «tàper de xinos» se dice, y no «carmanyola de xinesos»...

-¿Resurgirá el Oliver músico?

-Sí, publicaré un disco el año que viene. He tenido una buena experiencia con el Col·lectiu Eternity (Sisa y Quimi Portet) y cogeré a alguno de los músicos. El Col·lectiu creo que seguirá, aunque tendría más sentido con un disco de canciones nuevas. Estamos hablando de ello.