CONTROVERTIDO ESTRENO CINEMATOGRÁFICO EL DÍA DE NAVIDAD

Y Von Trier armó el belén

'Nymphomaniac', la nueva y sexualmente explícita película del director danés, ha tenido un precalentamiento lleno de rumores La segunda parte llegará a los cines el 24 de enero

NANDO SALVÀ
MADRID

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La idea de rodar una película porno, una que no fuera una mera sucesión de complicadas posturas sino que tuviera verdadero interés artístico, le ha rondado a Lars von Trier desde hace mucho, pero es desde que nos la hizo saber durante su rueda de prensa en el Festival de Cannes del 2011 -aquella en la que hizo algunas bromas sobre Hitler y el Holocausto e inmediatamente se convirtió en apestado- que Nymphomaniac se convirtió en objeto de una permanente especulación que el estreno hace dos días de su primera parte en Dinamarca, España y algún otro país de Europa -para el estreno de la segunda tendremos que esperar al 24 de enero- todavía no ha acallado.

En verano del 2012 empezaron a circular rumores acerca de quién iba a protagonizar la película. Nicole Kidman fue asociada al proyecto, aunque poco después se desvinculó del mismo. Detalles sobre el argumento también empezaron a filtrarse: una adicta al sexo encarnada por Charlotte Gainsbourg le cuenta a un extraño la historia de los encuentros sexuales que ha tenido a lo largo de su vida.

Inmediatamente creció cierta histeria alrededor de un interrogante: ¿cuánto de esos encuentros iba a verse en pantalla? El actor Shia LaBeouf añadió leña al fuego explicando que obtuvo su papel en la película tras mandarle a Von Trier unos vídeos sexuales que había grabado con su novia. Para cuando LaBeouf volvió a la carga asegurando que las escenas de sexo no tendrían ni trampa ni cartón, las expectativas habían alcanzado niveles apenas vistos en el contexto del cine de autor. Posteriormente, eso sí, los puntos fueron puestos sobre las íes: LaBeouf, Gainsbourg y compañía fingieron practicar el sexo, unos actores porno fueron filmados practicando sexo de verdad, y la magia de la postproducción hizo el resto: de cintura para arriba veríamos a la estrella; de cintura para abajo, a su doble.

Mientras, la maquinaria promocional seguía echando humo. A un primer cartel que hacía un uso francamente creativo del paréntesis -es fácil adivinar a que parte de la anatomía femenina alude el símbolo ()-, le sucedió una serie de pósters que mostraban a los rostros de los personajes en el momento del orgasmo; luego se hizo público un tráiler que mostraba genitales en todo su esplendor -y que, por error  fue proyectado para los niños antes de una proyección de la última animación de Disney en unos cines de Tampa, Florida-.

Enfocado o desenfocado

Por otra parte, Von Trier reveló que iba a estrenar dos versiones, una softcore y otra hardcore, aunque al final se vio obligado a redefinir esa idea: él completó una versión de cinco horas y media que al parecer verá la luz en la Berlinale, pero la que ahora se estrena en dos partes dura cuatro horas, porque el productor Peter Aalbaek Jensen es consciente de que cuanto más larga es una película, menores son sus posibilidades de hacer dinero.

El objetivo de los cortes no fue templar el contenido sexual de las escenas. En otras palabras, Nymphomaniac sigue conteniendo sexo oral, sexo anal, sexo grupal y penes en primer plano. En algunos países, algunas de esas imágenes aparecerán desenfocadas -en España no-. Aun así, al principio de la entrega que ha llegado a nuestras pantallas un rótulo explica que el director no apoya la versión «condensada y censurada» de Jensen. Es todo cuanto ha salido de boca de Von Trier. Desde la que se lió en Cannes, el danés ha decidido que solo hablará a través de Nymphomaniac. Si no nos gusta lo que tiene que decir, allá nosotros.