NUEVA DESPEDIDA

El Nobel húngaro Imre Kertész se retira de la escritura

Imre Kertész, en Barcelona.

Imre Kertész, en Barcelona.

ELENA HEVIA
BARCELONA

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El síndrome Bartleby se extiende. Bartleby es aquel personaje de Melville instalado en la inacción que Enrique Vila-Matas bendijo como santo patrón de los autores que un mal (o buen) día deciden dejar de escribir. Si la pasada semana, la editora de Philip Roth confirmaba el punto y final narrativo del norteamericano-un final que muchos ponen en duda-, ayer se hizo público el anuncio de que otro grande, el húngaro y premio Nobel Imre Kertész, de 83 años -cuatro más que Roth-,

ha tomado idéntica decisión.

Las razones de autor, que en su adolescencia estuvo recluido en los campos de exterminio de Auschwitz y Buchenwald, es que él ya lo ha dicho todo sobre el tema del Holocausto, pivote de su obra. «Ya no quisiera escribir más», ha explicado Kertész a un portal de noticias húngaro.

Aunque sus primeras obras datan de los 70 -en 1975 publicó en Hungría sin apenas eco su obra maestraSin destino-, su prestigio se consolidó en el 2002 con el Nobel que le rescató del desconocimiento general. Hasta el momento, la última obra del autor esCartas a Eva Haldimann, recopilación de su correspondencia con la crítica y traductora de origen húngaro, que se publicó originalmente en el 2009 y que acaba de llegar a las librerías españolas.

La retirada de Imre Kertész coincide en el tiempo con la inauguración de los archivos privados del escritor en la ciudad de Berlín, donde reside desde hace tiempo y donde siente que, paradójicamente, se le ha dado el reconocimiento que durante años se le negó en su país natal.

En el mencionado archivo se reúnen no solo los manuscritos de sus obras mayores, comoSin destino, Kaddish por el hijo no nacidooFiasco, sino también documentos personales.