El público

Reivindicativos y solidarios

Gente de todas las edades se sumó a la fiesta para disfrutar de la música y recoger fondos para erradicar el sida.

Gente de todas las edades se sumó a la fiesta para disfrutar de la música y recoger fondos para erradicar el sida.

MARTA CERVERA
BARCELONA

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Un público diverso llenó ayer el Palau Sant Jordi. Cada cual tenía su historia, motivos diversos para acudir a disfrutar de canciones y de artistas que retrataron la banda sonora de un tiempo y de un país. Un acontecimiento difícil de repetir.

Una pareja de Sant Cugat fue la primera en ocupar su asiento.«Nuestro principal objetivo es contribuir a la lucha contra el sida, el segundo ver a Lluís Llach porque compartimos la misma lucha. Espero que esta noche sea una gran manifestación reivindicativa de Catalunya, de que sabemos organizarnos y salir adelante», afirmó Baltasar. Iba acompañado de su esposa y esperaba la llegada de su hijo, su cuñada, su nieto de 7 años y su consuegro de 75, el más joven y más mayor del grupo. Muchos vivieron el concierto en familia. Justo en frente del escenario pero en la otra punta, muy lejos, estaban la familia Borja y la familia Gil, procedentes de Calella. Habían comprado las entradas ayer, justo antes de que se agotaran.«La que nos ha traído aquí es Mireia, mi hija»,explicaba la madre.«Nos gustan todas las canciones del repertorio ¿no ves que vivimos con ellas?»,añadía.«Cada uno tiene su preferida»,apuntaba la abuela Rosa, de 79 años, encantada de asistir a la fiesta. De las dos representantes de la familia Gil, la más joven, Caralt, lucía, orgullosa, una bandera estelada. Había bastantes banderas independentistas en el recinto.

«El cartel es buenísimo y la causa también», destacó una chica que iba con sus tíos. Él de Córdoba y fan de Gossos y Gerard Quintana y ella, catalana, entregada a Llach.«Venimos par escuchar canciones de nuestra época», decía una pareja de Vilafranca del Penedès, cuyas entradas habían sido obsequio de sus hijos.«Tengo ganas de verles a todos pero especialmente a Llach, que no es tan fácil. Y también a Sisa y a Marina Rossell».Llach era el preferido entre la gente mayor. Los gustos estaban más repartidos entre el público joven, que tanto citaba a Els Amics de les Arts, como a Sopa de Cabra, Mishima y Teràpia de Shock.

«Es un concierto único que reúne a tantos cantautores catalanes y, además, es por una buena causa», resumió una mujer de Valls. «Lo bueno es que con tantos artistas se abarca una época muy grande de la canción catalana y de estilos muy diversos. Un concierto así es único», añadió Mercè, una informática que había llegado con su familia desde Mataró.«La presencia de Guardiola es un plus».

Nastya, una niña muy espabilada de 10 años, explicó que estaban en el Palau«porque a mamá le gusta Guardiola y quería verlo en directo». «Mis canciones favoritas son Boig per tu y las de Sopa de Cabra», añadió la pequeña. Su padre confesaba que, a parte de la vertiente musical, había otra sentimental.«Mi primo Xavier murió de sida». «¿Ah sí?», se extrañó su hija. El concierto también consiguió pues dar visibilidad a la enfermedad.

Dicen que la música cura, que las emociones positivas que transmite ayudan a enfrentarse a los momentos difíciles. Existen muchas teorías al respecto y lo cierto es que, de ser verdad, las emociones vividas ayer en el concierto fueron una carga de esperanza, no solo para los que luchan contra el sida.«Aunque recoger dinero para luchar contra esta enfermedad está muy bien, lo que me gustaría es que se destinaran más fondos públicos para poder avanzar contra ella», reclamaba en el recinto una asistente social.