ANÁLISIS
A vueltas con la edad
Algún día, la edad dejará de ser la primera cosa que salga a colación cuando alguien hable deAndrea Motis. «Lo hace muy bien para su edad». Y es verdad. Lo hace muy bien. A ver cuántos músicos de 16 años tocan jazz clásico con la trompeta y el saxo, dos instrumentos muy distintos entre sí, con esa solvencia. A ver cuántos escuchan con su atención, cuántos pueden improvisar con cierta soltura. Cuántos, además, tienen buen gusto. A ver quién tiene la disciplina suficiente para aprenderse un nuevo papel y en tiempo récord desdoblarse también en cantante, tal y como le animó a hacerlo su mentor y director musical, el saxofonistaJoan Chamorro.
Ahora canta con tanta naturalidad como toca la trompeta, pero compararla conBillie Holiday, aunque quien haga la comparación seaQuincy Jones, es una ocurrencia que se toma a broma hasta ella.
Al margen de hipérboles promocionales y lecturas instrumentalizadas -que si es única, que si es un modelo para la juventud-Andrea Motishace todo eso, y lo hace bien para su edad. Es disciplinada, tiene buen oído y es una esponja.
Tiene sus propios gustos, por ahora más bien clásicos, pero está abierta a lo que venga: en noviembre, en el Coliseum, cantó por encargo unHallelujahdeLeonard Cohenque sonó más sentido que los estándares que supuestamente son su plato fuerte. «A veces me gustaría hacerme mayor de repente para que la gente escuchase, nada más». Paciencia.
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