CRÓNICA

Mudhoney, tan enfermos como antes

Los pioneros del rock grunge de Seattle dieron una lección de energía en un Apolo entregado

Mark Arm, durante el concierto de Mudhoney la noche del miércoles.

Mark Arm, durante el concierto de Mudhoney la noche del miércoles.

JUAN MANUEL FREIRE
BARCELONA

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Cuando se habla de la célebre escena grunge de Seattle, otros suelen llevarse los grandes laureles, pero en realidad ellos fueron de los primeros y, además, todavía siguen en acción. Mudhoney, banda brutal en la gran tradición del rock garajero del Pacífico Noroeste, puede vanagloriarse de seguir lanzando discos meritorios como el recienteThe lucky ones (2008) y dando conciertos tan efectivos como el del pasado miércoles en Apolo, celebración punk en toda regla, con supogo, su moshingy todo lo demás; la alegría (o el delirio) de vivir.

Con su tendencia alriff troglodita, esa psicodelia pesada que no deja pensar y las referencias a la cultura basura, pocos dirían que Mark Arm (voz y guitarra rítmica) y Steve Turner (guitarra principal) son licenciados en literatura inglesa y antropología, respectivamente, pero ellos son así. Uno de los grupos más divertidos del grunge era (es) también uno de los que cuentan con mayor número de neuronas activas. Y, de hecho, quizá radique ahí el secreto de su supervivencia.

Con la tontería, este grupo con nombre de película de Russ Meyer lleva ya la friolera de 22 años haciendo ruido, eso sin contar los cuatro anteriores en que Arm y Turner formaron parte de los influyentes Green River. Arrancaron con un repaso íntegro a suepé de debut,Superfuzz bigmuff (1988), en su momento poco vendido pero hoy considerado pieza seminal del grunge. A la altura deIn 'n' out of grace,el público ya no se contenía en absoluto y trataba de subirse al escenario, golpear al de al lado sin hacerle daño (o sí) y, en fin, desquitarse de toda la cochambre emocional de la vida cotidiana.

ASALTOS FEROCES / Siguieron asaltos siempre feroces y guturales a temas comoSuck you dry, Hard-on for war, Good enough o Inside job, deSince we've become translucent (2002), su regreso al sello que los descubrió, Sub Pop, tras un período sábatico de tres discos en una multinacional. Y no podía faltarTouch me I'm sick,el clásico garage convertido enTouch me I'm Dick en la películaSolteros de Cameron Crowe. Del último disco sonaronThe open mind, contra el dogma religioso,Next time I get next to youoTales of terror.

Mudhoney pueden dar conciertos de 30 minutos, pero ayer fueron generosos e hicieron hasta un bis. Por ello les damos gracias, aunque ellos se sirven solos en este aspecto. Al final, Arm dijo «gracias» a sus teloneros (los punks australianos The Meanies) y añadió, jocoso y bailón: «Pero, sobre todo, gracias a nosotros».