Festival de verano de Barcelona

La compañía Cloud Gate se sumerge en la caligrafía china

Una bailarina de Cloud Gate, ayer, en un ensayo de 'Wild cursive'.

Una bailarina de Cloud Gate, ayer, en un ensayo de 'Wild cursive'.

MARTA CERVERA / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La compañía taiwanesa Cloud Gate Dance Theater, que triunfó en su debut en Barcelona en el Grec del 2007 conMoon water, regresa a la ciudad con Wild cursive.El espectáculo, que explora el arte de la caligrafía china, se estrena esta noche (20.00 horas) en la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya (TNC), donde recalará hasta el domingo.

Li Hwai-Min, coreógrafo y fundador de la compañía, fue escritor antes que coreógrafo y desde siempre ha estado fascinado por los símbolos caligráficos de su cultura. «Al igual que el pincel dibuja líneas redondeadas y curvas sobre el papel, nuestros bailarines utilizan movimientos sinuosos que nada tienen que ver con la danza clásica, más vertical y de líneas rectas», destacó ayer el veterano coreógrafo. «Han de pasar de ser como el agua a convertirse en piedra», añade Hwai-Min que aspira a transformar cada espectáculo en una fiesta de los sentidos.

TRILOGÍA / El coreógrafo, que lidera una de las compañías más sólidas de Asia, ha dedicado tres espectáculos al arte de la caligrafía china:Cursive (2001), Cursive II(2003) yWild cursive(2005). En la primera esculpió formas caligráficas; en la segunda se centró en la importancia del espacio en blanco y del vacío. EnWild cursive,el movimiento se vuelve más abstracto, libre, «más salvaje», apunta Hwai-Min. «Es como cuando un escritor bebe vino para escribir de forma más libre y fluida», destaca.

Los bailarines de Cloud Gate poseen un amplio bagaje que engloba artes marciales, Tai Chi Tao Yin, meditación, danza moderna, ballet y caligrafía. Su increíble control del cuerpo y su magnetismo son claves enWild cursive,una creación orgánica con una puesta en escena sencilla que juega con el blanco y el negro. Sobre el escenario cuelgan dos grandes paneles de papel de arroz. Por ellos se delizan gotas de tinta creando originales formas como las que dibujan los intérpretes, con una banda sonora creada con sonidos extraídos de la naturaleza.