'Mamut', la culpa la tiene el dinero

El sueco Lukas Moodysson intenta reconectar con el público tras sus delirios pseudoexperimentales ¿A hole in my heart(2004) yContainer(2006)¿ con esta diatriba antiglobalizadora en la tradición deBabel, empeñada en recordarnos que el mundo es cada vez más pequeño pero los seres humanos estamos cada vez más solos, y en señalarnos con el dedo acusador a través de su simplista moral.

Las obligaciones laborales que nuestra sociedad fomenta han destruido por completo la familia. Peor aún, en el primer mundo alimentamos al tercer mundo pero a la vez lo estamos esclavizamos, y ser conscientes de esa injusticia nos basta para quedarnos con la conciencia tranquila. Moodysson parece no darse cuenta de que su nueva película,Mamut,nutre esa hipocresía.

Empeñado en demostrar que el capitalismo implica la destrucción del alma humana, el sueco descarta cualquier idea seria sobre las grandes desigualdades del mundo y las relaciones entre padres e hijos en el mundo moderno. Prefiere lanzarnos la culpa a la cara por todas las madres filipinas obligadas a separarse de sus hijos para trabajar en Occidente ¿no tiene en cuenta que al hacerlo les están proporcionando un futuro¿, y disfrazar pequeñas ironías y verdades perogrullescas de revelaciones profundas a través de montajes paralelos ¿mientras la niñera de Manhattan cuida al retoño de su empleadora, sus hijos luchan por sobrevivir sin ella fabricando balones de baloncesto o sirviendo de carnaza para turistas sexuales¿, de diálogos toscos que explicitan la confusión de los personajes y de miradas melancólicas que aspiran a decir grandes cosas sobre la condición humana y la modernidad pero que esencialmente no revelan nada.