UN PUZZLE REAL

Los científicos reconstruyen el cadáver de Blanca d'Anjou

Los restos de Jaume II y su esposa fueron desmembrados y esparcidos en Santes Creus al profanarse las tumbas en 1836

ERNEST ALÓS
SANT CUGAT DEL VALLÈS

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Los estudios realizados en la tumba de los reyes Jaume II y Blanca d'Anjou han permitido determinar casi al cien por cien que en ella se halla como mínimo el cuerpo de la que fue reina de la Corona de Aragón. Así lo aseguran los responsables de la investigación y estudio de los restos encontrados en el interior de la segunda tumba que se ha abierto en el Monasterio de Santes Creus, y que se han presentado esta mañana en el Centre de Restauració de Béns Mobles de la Generalitat de Valldoreix, en Sant Cugat del Vallès.

Un equipo científico de la Conselleria de Cultura ha identificado (además de pequeños restos de dos hombres adultos, quizá Jaume II y uno de sus hermanos) fragmentos de gran parte del cadáver de la reina Blanca, que ha sido analizado en el Institut de Medicina Legal de Catalunya y recompuesto en el Centre de Restauració de Bens Mobles de Catalunya.

Los estudios han permitido determinar que se trata de los restos de una persona de entre 25 y 30 años de edad, de 1,50 metros de altura y que murió durante o poco después de dar a luz, según ha revelado el análisis de su zona abdominal.

Diez hijos con Jaume II

El estudio de los restos deberá permitir determinar la cronología del cuerpo, lo que a su vez hará posible compararlos con los datos históricos que se conocen gracias a las cartas que se conservan del rey Jaume II, que informó vía misiva de la muerte de su esposa, con quien tuvo un total de diez hijos.

Blanca d'Anjou fue entregada como esposa de Jaume II a los 12 años, como parte del tratado de paz entre la Corona de Aragón, Francia y el rey de Nápoles, Carlos de Anjou. Blanca d'Anjou murió después del parto de su décimo hijo.

Según estos datos, Blanca d'Anjou murió en 1310 a los 27 años. El rey ordenó construir la tumba, que se acabó en 1315, año en que se enterró a la reina, que hasta entonces reposó en el convento de Sant Francesc, en Barcelona. En 1327 moriría Jaume II y sería enterrado junto a su esposa, hasta que en 1836 el Monasterio de Santes Creus fue víctima de un ataque por parte de una patrulla de liberales de Vilarrodona, un municipio vecino, que abrieron la tumba, trocearon los cadáveres y los pasearon por la plaza del monasterio.

Mientras el cuerpo del rey fue destrozado totalmente, y hasta fue utilizado como diana de disparos, el de la reina fue arrojado a un pozo, de donde un monje, Ignasi Carbó, lo recuperó, lo recompuso y lo ubicó una vez más en su tumba.

Las condiciones sanitarias de la época

"Los datos del análisis del cuerpo permitirán abordar el tratamiento posible en obstetricia de la época, la farmacología del momento y llegar a hacer una correlación de resultados científicos e históricos", asegura el doctor forense Ignasi Galtés, que ha participado en el estudio de la tumba. A pesar de ello, no se podrá determinar datos como por ejemplo el número de partos que tuvo la reina y si la razón de su muerte fue el mismo parto.

También se podrá conocer si los dos manojos de pelos encontrados en la tumba corresponden a algún tipo de ceremonia funeraria (dado que en la tumba de Pere el Gran también se encontraron) que podría pertenecer a un ritual del mundo antiguo, pero desconocido en la Corona de Aragón.

En la tumba también se localizaron los restos coxales de un segundo individuo, probablemente el rey Jaume II, y una tibia, un húmero y una mandíbula que podrían pertenecer al infante Ferran, que podría haber sido trasladado a la tumba de sus padres con posterioridad. Después de su estudio, los restos serán devueltos a sus tumbas en el monasterio, para poder realizar los actos de celebración del aniversario.