Carlos Saura exhibe sus «deseos» eróticos

«Eros no es cosa mía, pertenece a la humanidad entera». El cineasta Carlos Saura (Huesca, 1932) introduce así uno de los dos apartados de la exposiciónSesión doble, que hasta el 18 de abril, se expone en la Casa Zavala de Cuenca, sede de la fundación que lleva el nombre de su hermano, el desaparecido pintor Antonio Saura. La muestra propone una mirada a la más desconocida faceta creativa del director, que presenta por primera vez los trabajos monográficos deLa vuelta a Eros en 35 dibujosyLos pájaros.

Las 70 piezas de esta doble cita artística sacan a la luz el talento pictórico –expuesto en acuarelas, aguafuertes y óleos– del Saura más íntimo y personal. El realizador e incansable fotógrafo investiga posibilidades plásticas de la imagen con estas composiciones llenas de una espontánea y mordaz ironía.

«Excelsos y espirituales como somos, nos movemos y actuamos por ese deseo imperativo y sexual que domina parte de nuestra nuestra vida», afirma Carlos Saura.

Un mundo inspirado en las majas vestidas y desnudas de Goya y en esfinges, hechiceras, sirenas, seres maternales y hasta la mujer barbuda acaba situándonos en un recorrido de gran amplitud temática. Lascivas, insinuantes, ambiguas y, a veces, impenetrables estas figuras tienen la virtud de mostrar, sin caer nunca en el mal gusto y la obscenidad, toda la fuerza de una cultura alrededor del sexo y el amor.

EnLos pájaros, Saura ha creado unas impactantes aves antropomórficas, seres alados con plumajes de gran colorido y rasgos humanos. El cineasta, que está feliz de coincidir en el museo con la exposición permanente de su hermano, dice que en esta muestra solo se exhibe una «pequeñísima» parte de los cientos de obras que alberga su estudio.