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Ya lo tengo (bienvenidos al futuro que nos espera)

JAUME Subirana

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En estos tiempos móviles hay cada vez menos instituciones de las que fiarse. Una de las que no suele fallar son los Reyes Magos. Mis Reyes han cumplido, y ya lo tengo. Me refiero a que ya tengo lector electrónico (lo que en inglés denominan e-reader) y ya puedo, pues, ponerme a leer libros sin papel (lo que en inglés llamane-books).

Y sí, he pasado por un cierto lío de instalación. Y sí, hay algo aún un poco rupestre en el proceso de darte de alta,bajarlibros al ordenador y de aquí pasarlos al lector con un montón cables y códigos de por medio. Y sí, ya sé que el lector que he escogido dentro de un año me parecerá una antigualla. Y sí, me doy cuenta de que cuando dentro de poco la marca de la manzana saque su lector todo volverá a empezar. Y sí, es verdad que la oferta de títulos no es como para dar saltos de alegría, y menos aún en catalán.

Ahora bien, admitido todo eso, lo que de verdad me parece liado, rupestre, anticuado y limitado es el punto de vista de tantos que insisten e insisten en los supuestos inconvenientes y en las más o menos evidentes dificultades del invento, obsesionados por el árbol torcido y, de tan obsesionados, incapaces ya no solo de ver sino incluso de imaginar el bosque inmenso, lleno de veredas, que nos espera (también a los refunfuñones). Porque, como en el adagio, lose-readersactuales son la punta del dedo que señala la Luna, y la Luna es una manera de leer no diré nueva pero sí renovada, en la que los papeles tradicionales del autor, el editor, el distribuidor, el librero, el promotor y el crítico serán (están siendo) redefinidos, y en que no existe ninguna razón para temer que lo verdaderamente importante (el talento, las historias, la lectura) salga perjudicado.

Yo de momento me he ido de viaje con una decena de libros en 175 gramos. Si pienso en cómo ha cambiado la manera de comprar el billete y la manera de poder escribir y de enviar este artículo desde el extranjero hasta la redacción en los últimos 10 años y lo aplico al mundo del libro, tal vez todavía no puedo dibujar los detalles pero sí puedo apuntar que todo ello irá haciéndose más rápido, más ligero, más ubicuo y menos tangible.

Y entonces resulta que antes de internetItalo Calvinoeso ya lo sabía. Bienvenidos, pues, a un futuro que desde hace tiempo se espera.