tú y yo somos tres

Quiere esposa, el asno no le basta

Ferran Monegal

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Se acaba de estrenar en Cuatro una nueva temporada deGranjero busca esposa, y en la presentación de campesinos que buscan compañera nos hemos quedado prendados en casa del jovenPedro, cabrero de Vezdemarbán (Zamora). ¡Ah! Qué muchacho más singular. Montado en su burrita, al frente del rebaño de cabras, decía:«Mi historial amoroso cabe en una servilleta de papel. Todas las tardes paso por aquí con las cabras, veo a las parejas sentadas en los bancos, dándose besitos, y me dan una envidia muy grande», y mirándonos con una mirada traviesa, pero transparente, llena de resignación y de ingenuidad, añadió:«¡A mí, como no me de besitos la burra...!». ¡Ah! Qué ternura transpiraba este muchacho de 27 años. Les puedo asegurar que si yo fuera mujer, soltera, y con 30 años menos a las espaldas, llamaría al programa para conocer de cerca a estePedro, a este humilde cabrero tan extraordinario, tan límpido, tan delicado.

MARINA GELI.–En esa caverna televisiva llamada Intereconomía TV, la infamia campa a sus anchas. En el programaEl gato al aguaha salido un descerebrado llamando a laconselleraMarina Geli:«Puerca, zorra repugnante, guarra, y fabricante de degenerados», y luego la asimiló a losesprintíasde la antigua Roma,«esos que sodomizaban a los niños obligándoles a prácticas sexuales aberrantes». No solo son insultos intolerables los que Intereconomía TV ha permitido e impulsado: también es una manipulación tramposa y canalla esa torticera y falsa interpretación que en este canal, y en ese programa, han practicado sobre las recomendaciones que la Conselleria de Salut ha publicado para intentar mitigar las gravísimas consecuencias que puede acarrear la práctica del sexo entre menores de edad. Al cierre de estas líneas, acabo de enterarme de queMarina Gelise ha querellado. Apoyo sin reservas su querella. Cuando en nombre de un falso periodismo y a partir de un medio de comunicación de masas como es la televisión, se llega a estos extremos de vileza, corrompiendo la verdad, y revolcándose en los insultos más bajos e infames, toda persona, o institución, afectadas tiene que reaccionar. Es absolutamente imprescindible, para una mínima buena salud democrática, poner en manos de la justicia este bochornoso caso. ¡Ah! Y entre tanto, los jueces se entretienen condenando aPepe Rubianes. ¡Mandagüevos, nene!