tú y yo somos tres

La escasa talla de Santi Millán

ferran Monegal

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Ha sido seguramente sin querer, pero le ha salido una perfecta metáfora. La otra noche se encerróSanti Millán(Uau!, Cuatro) con el porno-star Nacho Vidal,en una sauna, y allí, mientras sudaban en taparrabos, le implorabaSanti aNachoque le ayudase. Resulta queSantiha prometido a la audiencia que va a protagonizar una sesión porno en su programa, y está preocupado. Y entonces el expertísimoNacho,poseedor de uno de los penes más famosos del planeta, aceptó analizarle el cacahuete allí mismo, sobre la marcha; y mientras le iba dando su opinión profesional (le decía:«Con eso que tienes, ¡ay!, no hay arreglo. La única solución es volver a nacer»), nuestro abnegado Santi Millánse reconcomía y exclamaba:«No sé si estoy preparado para esto del porno, Nacho. ¡No sé si voy a dar la talla!».Exacto, este es el tema, sí señor: dar la talla. Le está pasando aSanticon esta pamema delate-nigth-showque le ha montado Cuatro lo mismo que le pasó a su compañera de cadenaSamanta Villaraquella vez que dijo«voy a ser actriz porno 21 días»,y fue una decepción absoluta y total. Dar la talla, efectivamente. Van pasando los días, mejor dicho, van pasando las madrugadas, y el programa deMillánsigue sin dar la más mínima talla. Ni hay ingenio, ni entretiene, ni nada. Haciendo el odioso pero luminoso ejercicio de la tele comparada, la distancia que le separa de lo que hacen a esa hora en la cadena de la competencia (La Sexta,Buenafuente) es abismal. Le está pasando aMillán lo que ya le ocurrió aquel verano en TV-3, cuando le pusieron aquel apartamento llamadoBoqueria 357y lo tuvieron que desalojar y precintar por falta de interés general. No es que sea maligno, ni canalla, eso deUau!El problema es que no es nada. Es como un sifón que ha perdido el gas: ni espuma hace. Nos queda la simpatía deSanti,eso sí. Pero con eso no hay bastante.

GANA LA CABRA.–Para hacer una gracia, a losSupervivientesde la isla de los mosquitos de Nicaragua (T-5) les han puesto como reto ordeñar una cabra. Y después de varios días intentándolo, se han rendido. La cabra no se ha dejado. ¡Ah! A una cabra no le toma el pelo nadie. La cabra sí que es una superviviente nata, y no esos de Nicaragua, posturistas de salón de tres al cuarto. ¡Viva la cabra!