AGRESIÓN CON SUMISIÓN QUÍMICA

Dos detenidos en Barcelona por violar uno tras otro a una joven drogada

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Guillem Sànchez

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La mujer levantó la mano para detener un taxi en una calle del Eixample de Barcelona. Se montó en el vehículo y se echó a llorar en el asiento trasero. El conductor le preguntó qué ocurría. Ella, balbuceando, le explicó que acababa de ser violada por dos hombres. El taxista la llevó a una comisaría de los Mossos d’Esquadra y estos, a su vez, la derivaron al Hospital Clínic.

En el informe médico que se elaboró ese jueves, 19 de abril de 2018, se detalla que la joven, de 20 años, tenía moratones en el cuello y que se hallaron en su orina restos de cocaína y de anfetamina. El problema era que ella aseguraba que no había tomado ninguna de esas dos drogas. Era lo único que no cuadraba -todavía- en sus explicaciones, que tuvo que repetir ante los Mossos, los médicos que la atendieron en el hospital y, por último, dos jueces distintos de Barcelona. A todos, tras escuchar su relato, les pareció que la mujer era coherente. No así los dos supuestos agresores sexuales, que están en prisión preventiva desde el 10 de mayo por riesgo de fuga y, sobre todo, para evitar que hagan con otra persona distinta lo mismo que le hicieron a esta mujer.

Uno de los dos jueces -el de instrucción 1- que los ha encarcelado provisionalmente justifica así la medida de privación de libertad en su auto de prisión: "El Estado debe impedir que este tipo de individuos permanezcan en libertad provisional mientras se sustancia la instrucción de la causa, puesto que los indicios de criminalidad son más fuertes que la presunción de inocencia y porque esta última tampoco puede prevalecer siempre y en todo caso sobre la dignidad de la víctima". A continuación, la versión de la víctima.

Miércoles, 18 de abril

Carmen (nombre falso) quedó ese miércoles por la tarde con J.D.P. (iniciales de nombre y apellidos del primer sospechoso), un amigo de 32 años. Se reunió con él en su casa, en el Eixample Barcelona, sobre las 18.00 horas. Durante ese rato ella se tomó alguna copa. Sobre las 01.00 horas de la madrugada, se marcharon juntos a la discoteca Otto Zutz. Allí ella se tomó un combinado, un vodka con Red Bull, en una zona VIP de la planta superior del local, y cuando bajaron a otra sala VIP de la planta inferior se pasó al champagne que le ofrecía J.D.P. Su amigo tiene "contactos" en la discoteca y por eso la invitó a entrar sin pagar en la disco, la coló en las zonas VIP y pudo beber gratis. Tras estas copas, sin embargo, para Carmen todo comenzó a ser un poco "confuso". Cuando cerró el Otto Zutz, ubicado en la zona alta de Barcelona, Carmen y J.D.P. se marcharon junto a W.W.K. (iniciales del nombre y apellidos del segundo sospechoso), un hombre de 33 años, y regresaron al domicilio del Eixample. Se unió al grupo una segunda chica, de 22 años, que falleció pocos días después por causas que en aparencia no guardan relación con los hechos que se investigan. Carmen entonces comenzó a sospechar que había algo en el champagne que le daba J.D.P. porque estaba experimentando una sensación de aturdimiento claramente distinta a la que le provoca el consumo de alcohol.

En casa de J.D.P., esa sensación aumentó, ligada a un cansancio repentino y acusado. Sin saber cómo, terminó en una habitación de la casa, junto a W.W.K., después de que J.D.P. se hubiera marchado a otra estancia con la segunda mujer. Tumbada en la cama, W.W.K. intentaba besarla con insistencia pero ella se resistió. Al final el hombre se puso agresivo: la desnudó por la fuerza bajándole los pantalones y subiéndole la camisa. A pesar de su aturdimiento, Carmen trató de impedírselo y verbalmente le expresó su negativa: "No quiero". W.W.K. no le hizo caso y la cogió por el cuello para darle la vuelta, después la inmovilizó del todo presionando sus brazos contra la espalda y la violó.

Tras la agresión, W.W.K. se marchó de casa y J.D.P. entró en la habitación. A este hombre Carmen le consideraba su "amigo" y en cuanto apareció por la puerta ella sintió "alivio" y comenzó a contarle lo ocurrido. De entrada, J.D.P. pareció escucharla. Pero acabó repetiendo la misma acción que fingía consolar. A pesar de que a J.D.P., Carmen logró disuadirlo de entrada resistiéndose físicamente a ser penetrada sin su consentimiento, este segundo hombre también acabó forzándola con los dedos y sentándose a horcajadas sobre su cara para exigirle una felación. Tras la negativa de Carmen, el agresor se masturbó sobre ella en esta posición de superioridad.

Después de este segundo ataque, J.D.P. se marchó de nuevo a su habitación y Carmen se quedó tumbada en la cama, en estado de shock. Transcurridos aproximadamente 20 minutos, la mujer se levantó y abrió la puerta de la habitación de J.D.P. para reprocharle sus actos. La reacción de este fue limitarse a pedirle que se marchara de casa. Fue entonces, ya sobre las 10.00 horas del jueves 19 de abril, cuando Carmen se limpió en el baño y salió a la calle para buscar un taxi.

Prisión preventiva

J.D.P. y W.W.K. entraron en la cárcel hace dos semanas por orden del juzgado 1. Tras ser arrestados, en sus declaraciones, a diferencia de las de Carmen, se encontraron varias contradicciones. Los dos no solo niegan que la violaran, afirman que ni siquiera se acostaron con ella. W.W.K. asegura que se marchó de casa de J.D.P. antes de la hora en la que Carmen sitúa el ataque. Pero J.D.P. lo desmiente y confirma la parte de Carmen que afecta a W.W.K. porque admite que cuando se tumbó junto a ella -para no hacer nada más, según su versión de los hechos- la mujer tenía la camisa subida y el pantalón bajado, como si acabara de mantener relaciones sexuales. El examen médico del Clínic, además, confirma que alguien atacó esa noche sujetándola por el cuello.

Las declaraciones de los dos sospechosos también apuntan a que la de Carmen fue una violación con sumisión química. Porque tanto J.D.P.  como W.W.K. confirman, en el mismo sentido que la mujer, que esa noche ella no consumió ni cocaína ni anfetaminas. De lo que se infiere, según concluye el juez de instrucción 1, que estas sustancias estupefacientes que sí estaban en la bebida de la mujer fueron depositadas en su copa sin su consentimiento, posiblemente por J.D.P., quien le servía el champagne. Quien drogó a Carmen lo hizo con el objetivo de "anular su voluntad".

La discoteca Otto Zutz, por su parte, se desmarca de los hechos porque entiende que el local fue solo lugar de paso del incidente. También condena firmemente lo sucedido y subraya que está trabajando en un protocolo de seguridad internacional contra los abusos sexuales.

Doble bofetada antimachista del juez

En su declaración judicial, W.W.K., el presunto violador que atacó en primer lugar, afirmó que la noche del 18 al 19 de abril, Carmen se había estado besando dentro del Otto Zutz con J.D.P., el supuesto agresor que atacó en segundo lugar. Pero J.D.P., por su parte, aseguró en su declaración que Carmen con quien se había besado era con un vigilante de seguridad de la discoteca y con un amigo de W.W.K. El juez que escuchó sus explicaciones les respondió en su auto de prisión preventiva. Así de contundente se mostró para rebatir ambas defensas: "Ambos atribuyen a Carmen una conducta lasciva, si bien difieren respecto a las personas con las que ejecutó dicha conducta, por lo que podemos considerar que ambos mienten al respecto y le atribuyen a Carmen un carácter lascivo con la única finalidad de excusarse ellos penalmente y de lavar su propia lascivia".