NUEVO DEBATE PEDAGÓGICO

Los móviles en clase amenazan con ampliar la desigualdad escolar

Alumnos de 4º de ESO, durante un examen en un instituto de Barcelona.

Alumnos de 4º de ESO, durante un examen en un instituto de Barcelona.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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La apuesta de la Conselleria d'Ensenyament para que las escuelas e institutos catalanes no prohíban los teléfonos móviles en clase, sino que, al contrario, estimulen a los estudiantes a usar estos dispositivos con fines pedagógicos, ha abierto un nuevo debate: la entrada del móvil en las aulas, alertan padres y docentes, puede convertirse en un nuevo elemento de desigualdad entre alumnos. La cuestión preocupa, incluso, a quienes inicialmente se muestran partidarios de la medida.

Entidades sociales y pedagogos admiten el riesgo, por lo que recomiendan que la introducción se haga de manera pausada y muy estudiada, para tratar de preservar la equidad en el seno de cada colegio. «Existe sin duda el peligro de que la brecha entre los estudiantes que tienen más recursos económicos y los más desfavorecidos se amplíe aún más por culpa de los móviles y que, en contra de lo previsto, la tecnología introduzca una brecha educativa», admite Miquel Àngel Pulido, profesor de la facultad de Educación Social de la fundación Pere Tarrés-Universitat Ramon Llull. «Para evitarla, las administraciones deberían crear mecanismos para compensar, para asegurar que todos los estudiantes tienen garantizado el acceso a estos dispositivos», sugiere Pulido.

«Efectivamente, el móvil puede ser un factor de desigualdad si no se implanta de forma adecuada. Quizás por eso, la Generalitat ya ha anunciado que no habrá una regulación estricta, sino que cada centro podrá adoptarlo según sus propias circunstancias, teniendo en cuenta las características y la complejidad de su alumnado», agrega Francina Martí, miembro de la comisión ejecutiva de Rosa Sensat.

EL PRECEDENTE DEL 1x1

Bien, pero, «¿qué ha de hacer un padre que no tiene dinero? ¿O uno que aún no quiere comprarle el móvil a su hijo?», pregunta la socióloga y escritora Eulàlia Solé en un comentario hecho vía Twitter. Una solución, sugiere Martí, es que, «como ya ocurrió hace unos años, cuando se puso en marcha el programa para que todos los estudiantes tuvieran un ordenador portátil, el conocido como plan 1x1, las escuelas se organicen para que los estudiantes tengan un móvil». En todo caso, prosigue la pedagoga, «se supone que la introducción de estos dispositivos debería reducir, al menos de forma paulatina, el número de libros de texto y eso, en definitiva, supondrá también un ahorro para las familias».

Existen otras posibilidades. «Por ejemplo, la que han adoptado algunos padres que permiten a sus hijos tener móvil, pero sin tarjeta. Así, solo se puede usar el dispositivo en zonas con cobertura wifi», indica Ismael Palacín, director de la fundación Jaume Bofill, dedicada al análisis del sistema educativo.

Sea como fuere, subraya Palacín, «en Catalunya, la penetración de los smartphones es tan alta y los precios de algunos modelos son tan asequibles que incluso los hijos de las familias más desfavorecidas tienen ya uno». No hay estudios concretos sobre Catalunya, pero los que se han hecho para el global de España dicen que uno de cada tres niños españoles de 10 años tiene teléfono móvil. A los 14, son casi el 85%. Y eso pese a que se considera que la edad más propicia para saber usarlos adecuadamente son los 16 años.