AVANCE CIENTÍFICO LOGRADO POR 400 INVESTIGADORES

Un equipo internacional descifra la 'materia oscura' del genoma

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ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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Cuando se secuenció por primera vez el genoma humano, y de eso hace ya 12 años, se observó que en más del 95% de la cadena del ADN no había genes, que son las secuencias que hacen que seamos tal como somos, sino elementos duplicados y traslocados que parecían no tener utilidad alguna. Ya por aquel entonces se le llamaba popularmente ADN basura (junk DNA en inglés), un desafortunado término que al final ha resultado ser totalmente erróneo: tras nueve años de trabajo, el consorcio internacional Encode ha comprobado que el ADN basura desempeña un papel esencial al regular la actividad de los genes y en la aparición de enfermedades. No podía ser que la naturaleza creara algo tan grande y tan inútil. Los resultados del trabajo se publicaron anoche.

La gran mayoría de este ADN basura «es en realidad un gran centro de control con millones de interruptores que regulan la actividad de nuestros genes. Sin estos interruptores, los genes no funcionarían y las mutaciones constantes podrían ocasionar enfermedades», subrayan las conclusiones del trabajo.

«Al menos el 80% de ese ADN tiene una actividad bioquímica: está dedicado a controlar cuándo y dónde se producen las proteínas, más allá de simplemente fabricarlas, que es a lo que se consagran los genes», explica a este diario uno de los líderes del trabajo, Roderic Guigó, coordinador del programa de Bioinformática del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona. «Estos interruptores o controladores determinan si un gen debe ponerse en off o en on», resume Guigó.

Los 400 investigadores de Encode, procedentes de 32 laboratorios de seis países, publicaron anoche una batería de 30 artículos simultáneos en las revistas Nature, Science, Genome Research y Genome Biology. En el trabajo han participado activamente unos 20 científicos del CRG coor-

dinados por Guigó, y prueba de ello es que la segunda revista ilustra su portada con un dibujo alegórico del ADN con tintes mironianos. La ingente cantidad de datos recolectados por Encode, unos 15 terabites, han sido puestos gratuitamente al alcance de la comunidad científica.

El proyecto Encode se puso en marcha en el 2003 para intentar llevar un poco más lejos la simple secuenciación del genoma. Este descubrimiento «va a cambiar la manera de entender los fundamentos de las enfermedades genéticas y abrir nuevas vías para la fabricación de fármacos y para técnicas de terapia génica», añade el investigador.

SOLO UNA PARTE CODIFICA / Solo una pequeña parte del ADN humano es «codificante», es decir, es un gen que se utiliza para la síntesis de proteínas. Cada uno de los 22.000 genes humanos, o varios al mismo tiempo, son los responsables de que nuestro cuerpo sea y funcione como lo hace. Por ejemplo, el gen de la insulina hace que el páncreas produzca insulina, y lo mismo sucede con la dopamina en las neuronas. Sin embargo, ahora resulta que todo es más complejo y que estos interruptores influyen de forma clave en el posterior funcionamiento de los genes. Los investigadores de Encode ya han observado que pueden estar relacionados con diversas dolencias, como la enfermedad de Crohn, la esclerosis múltiple o la artritis reumatoide

«Sabíamos que había mutaciones en el ADN que estaban asociadas con enfermedades, pero no sabíamos por qué. Ahora sabemos que posiblemente una de las razones sea porque ocurren en alguno de estos interruptores cuya existencia desconocíamos», prosigue Guigó. Eso sí, los trabajos han demostrado que el 80% del genoma basura tenía una función activa, pero aún no se sabe qué pasa con el resto. Además, como asumen los autores, se sabe que determinados genes desempeñan un papel importante en ciertas enfermedades, pero no se sabe qué «interruptores» están implicados en cada caso. «Hasta ahora veíamos el ADN como un collar en el que cada perla era un gen, pero todo es mucho más complejo», concluye.