PROCESO EN VALENCIA

Amedrentando al personal

El juicio de 18 neonazis de la operación Pánzer se liquida en cuatro esperpénticas sesiones, entre insultos, bravatas y amenazas Los acusados no declararon y dos de ellos ni acudieron

En el banquillo 8Los procesados, en la primera sesión del juicio, el lunes pasado.

En el banquillo 8Los procesados, en la primera sesión del juicio, el lunes pasado.

ARTUR MARQUÉS
VALENCIA

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«¡Hijos de perra!» Con este grito arrancó el juicio que se siguió esta semana en la Audiencia de Valencia de 18 miembros del presunto grupo neonazi Frente Antisistema. Nueve años después de que la Guardia Civil desarticulara la banda en la operación Pánzer, los acusados recibían con insultos a los reporteros que pretendían tomar una imagen de ellos. Lo hacían, la mayoría, repeinados y enfundados en camisas recién planchadas. Nada que hiciera relacionarlos con la estética neofascista. Ateniéndose a este detalle, nadie diría que en la vista oral —que se liquidó en cuatro días— se les procesaba por asociación ilícita y tenencia ilícita de armas, después de que en sus casas se hubiera encontrado escopetas, revólveres, puños americanos, bolígrafos-pistola y hasta un lanzagranadas.

El ambiente basculó entre el silencio ante las preguntas del fiscal y de la acusación popular y las increpaciones de los acusados y parte del público a los periodistas. «Vuestro amigo [en referencia al abogado de la acusación] va a explotar de colesterol», «¿Qué vais a contar?», «¿Vais a escribir mucho?», inquirían a los informadores en las bancadas, desde las que el presidente de España 2000, José Luis Roberto, no perdió ripio. No en vano, entre los acusados estaba un concejal de su partido, además del asesino confeso del joven independentista Guillem Agulló y dos militares.

Pero no todos los encausados comparecieron. Uno está en busca y captura, y otro, en rebeldía. Otro más -ingresado en un centro psiquiátrico- no se presentó hasta la tercera jornada de la vista, tras haber recibido el tribunal el informe médico que probaba que estaba capacitado para declarar. Y un cuarto intentó sin éxito zafarse en la segunda jornada, alegando que el médico le había recomendado «reposo».

El presidente del tribunal mandó llamar a este último al considerar que podría reposar en la sala. Y así pudo proseguir un juicio en el que otra de las acusadas, que acudía siempre con su bebé en un carrito y entraba y salía constantemente de la sala, retrasaba sistemáticamente las sesiones aduciendo problemas de aparcamiento.

«Cállate»

Uno de los encausados, que proporcionó una escueta declaración, tuvo tiempo de espetar al abogado de la acusación un «cállate» cuando el letrado intentaba protestar durante las respuestas de este a su defensa. Los acusados y su entorno rompieron en carcajadas.

Ninguno de los acusados respondió a las preguntas del fiscal ni de la acusación popular, que giraron en torno al significado de las siglas FAS (algunos dijeron en la instrucción que se referían a una asociación de senderismo o de la segunda guerra mundial); ni sobre su responsabilidad en el mando o sobre las armas, parafernalia y propaganda nazi hallada en sus domicilios. Y sus defensas insistieron en que es un juicio «político».

«Cacería de guarros»

Uno de los guardias civiles que participó en la investigación explicó que se procedió a detener a la banda tras unas escuchas en las que sus miembros hablaban de hacer una «cacería» de «guarros o punkis» en la localidad de Villena (Alicante). Había, según el agente, «preocupación» por las agresiones anunciadas, por lo que se desplazó una unidad especial desde Madrid.

Otro de los agentes —que declararon a petición de la acusación por videoconferencia o protegidos— explicó que FAS tenía una marcada estructura jerárquica, que entregaba armas a sus integrantes en su sede y que a través de una web investigada relacionada con la cúpula del grupo podían comprarse armas como puños americanos y porras extensibles.

El abogado de la acusación popular, que durante toda la vista se mostró visiblemente nervioso y hablaba con la voz temblorosa, denunció ante el juzgado de guardia haber recibido amenazas de uno de los asistentes a la vista. «Vamos a acabar contigo. Te vamos a reventar la cabeza, hijo de puta», declaró el letrado que le había amenazado una persona del entorno de los acusados al salir del juzgado. El juicio quedó visto para sentencia el jueves. La fiscalía pide distintas penas de prisión para los 18 procesados, todos acusados de asociación ilícita y algunos, por tenencia de armas.