INVESTIDURA, PRIMERA TEMPORADA

El serial de la política

Un puñado de series de éxito se han convertido en indispensables para entender la política más reciente. ¿Qué claves desvelan para comprender el comportamiento de los elegidos en las urnas? ¿Qué paralelismos hay entre la realidad del telediario y la ficción? Repasamos el reflejo de tres de las más citadas, 'House of cards', 'Juego de Tronos' y 'Borgen', en el mundo de verdad.

El serial de la política_MEDIA_2

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SILVIA NANCLARES

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Si la situación política en nuestro país fuera una serie, su capítulo piloto estaría en plena producción. Los líderes de los cuatro partidos en trance de decidir, obsesionados y sin dormir, pasan las noches en vela encerrados en 'The Room', la mítica sala donde se escriben todas las buenas series. Desviviéndose por crear una trama que enloquezca a la audiencia desde la primera escena, inventan cada día nuevos desenlaces, 'cliff hangers' y demás trucos de guion. Y, ciertamente, nos tienen enganchados a las secciones de Política, a Twitter y a las tertulias. Un Globo de Oro para ellos.

Pero, ¿hasta que punto se han colado los personajes y las tramas de las series de mayor éxito en nuestra manera de entender la política más reciente? ¿Qué claves contienen para comprender las nuevas lógicas que persiguen el poder? Y los políticos y sus asesores, ¿se inspiran en ellas para hacerse hueco a codazos en el desbaratado escenario de la nueva política? ¿Se han curtido nuestros líderes con la ficción política televisiva desde que 'El ala oeste de la Casa Blanca' (1999) nos arrastrara a la adicción y a la ampliación de nuestro imaginario?

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"La parrilla del poder","text":"Recomendamos no dejar pasar \u00a0la gran miniserie de HBO \u2018Show me a hero\u2019 (2015): dibujo al natural del municipalismo, del problema central de la vivienda y, sobre todo, la historia inversa de c\u00f3mo un meapilas puede acabar comprometi\u00e9ndose desde la alcald\u00eda de un suburbio de Nueva York. Y para re\u00edr con pol\u00edticos inexpertos de la vieja y de la nueva pol\u00edtica son imprescindibles joyas como \u2018Veep\u2019 (2012) o \u2018Parks and Recreation\u2019 (2009). Para aprender de comunicaci\u00f3n pol\u00edtica nada mejor que \u2018The Good Wife\u2019 (2009) y su fant\u00e1stico asesor Eli Gold. Y si de presidentes delirantes se trata, no puede faltar \u2018Scandal\u2019 (2012). Si cuando acaben todas estas maravillas a\u00fan les queda est\u00f3mago, no lo duden, l\u00e1ncense a por \u2018The thick of it\u2019 (2005) o el primer cap\u00edtulo de \u2018Black Mirror\u2019 (2011). Comprobar\u00e1n que la ficci\u00f3n hace a\u00f1os que super\u00f3 a la realidad. O no."}}

Como afirma Ib Bondebjerg, analista de medios danés, al hilo del éxito mundial de la serie 'Borgen' (2010): «El valor de estas series va mucho más allá del mero hecho de presentar mimbres y temáticas políticas en sus tramas, consiguen más bien encarnar la mediatización de la política contemporánea y cómo ésta se ha convertido en unos años en cuestión de máxima relevancia en nuestra vida cotidiana y nuestras conversaciones». De lo que no cabe duda es de que, como toda buena ficción, resultan un trasunto magnífico para entender, en nuestro caso, la lucha por el poder en un tablero que saltó por los aires el pasado 20-D. Repasemos los puntos de unión entre algunas de las series más citadas por los propios políticos y nuestra cambiante realidad.

'HOUSE OF CARDS' O EL TUTORIAL DE LA FONTANERÍA POLÍTICA

En la cafetería de Génova. Una foto de la cara de Mariano Rajoy es sentenciada por un dedo manchado con ketchup de cualquiera de sus enemigos íntimos. El retrato escalofriante de las correrías de Francis Underwood, un 'whip' o diputado encargado de mantener la disciplina de partido en el Parlamento, no solo viene a enseñarnos lo que los partidos tradicionales piensan de la democracia (que está sobrevalorada) sino que viene a contarnos también cómo lo nuevo está condenado a convivir con lo viejo. Cómo la corrupción más acendrada será compañera de Congreso del deseo de transparencia. Mirando a cámara, Francis Underwood parece preguntarnos: ¿Heredará la nueva política los engranajes de la vieja? ¿Podrán evolucionar las formaciones emergentes sin la disciplina de partido, sin las purgas internas y las puñaladas traperas? ¿Podrán prescindir del ADN de la vieja política Podemos y demás formaciones emergentes o ya están entrenando a sus propios Underwoods? ¿Tú también, confluencia? Como él mismo les diría, exudando cinismo y sin despeinarse: «Bienvenidos a Washington». Mientras, en Génova, después de casi 40 días de mirar para otro lado y jugar al escondite por la sede embargada, Rajoy pretende iniciar conversaciones con Ciudadanos. Por favor, señores Underwood del PP, comiencen su trabajo para descabezar al supuesto y maltrecho líder. Bendito fuego amigo.

'JUEGO DE TRONOS' O LA SOMBRA DEL PLURINACIONALISMO

Las lecciones de ciencia política (si es que eso existe) que 'Juego de Tronos' le ha enseñado a Podemos en estos últimos dos años se podrían resumir con el título que Pablo Iglesias dio a su libro sobre la serie de HBO basada en la saga literaria de George R.R. Martin: 'Ganar o morir'. Quizá también el descendiente algo desnortado del Ned Stark socialista, Pedro Sánchez, esté aplicándose desde hace más de un mes el mismo lema como un mantra. No tanto desde el deseo o la ideología sino desde la mera supervivencia. Está por ver si su propio partido no le montará una boda roja mientras su hermanastra del Sur, Susana, le susurra al oído: «'You know nothing, Peter'» antes de acuchillarle. Como de John Snow, aún no sabemos si está muerto o volverá para reinar en la temporada por empezar.

Otro escenario que nos resulta familiar de 'Juego de Tronos' es la lucha territorial. El mapa y los engranajes del reloj de su cabecera no dejan lugar a dudas. La pluralidad, que se coló en la agenda desde primera hora después de las últimas elecciones y de la mano del propio Iglesias, ha abierto el melón maduro de la España plurinacional. Y con él también todas las sagas de la confluencia, que pronto pidieron presencia autónoma en el Congreso y ser reconocidas como formaciones diferenciadas. De momento, nuestra KaaleshiAda Colau, que tardará, pero llegará a recuperar el trono con sus dragones, puede que con su propuesta de crear un partido propio le esté planteando un jaque a Iglesias. ¿Se reproducirán las luchas intestinas entre familias y territorios en los partidos que no se reconocen en la estructura clásica de partido? El poder es una sombra y aquí es donde vais a empezar a pagar.

'BORGEN' O HAY VIDA MÁS ALLÁ DEL BIPARTIDISMO

Hay países donde lo de la «normalidad democrática» va en serio. Donde pactar y gobernar en coalición es lo habitual. Donde el rodillo de las mayorías hace tiempo que quedó atrás. Incluso en muchas de nuestras autonomías, de las cuales el 40% funcionan en coalición, aunque intenten ahora olvidarlo los que están jugando al  «tú la llevas» de un modo bochornoso. La serie danesa 'Borgen' -'Borgen' no es más que el modo familiar con el que los daneses llaman al Congreso- nos demuestra, además de todo esto, que, ¡oh, aberración!, hasta es posible gobernar en minoría. Durante el mandato de la presidenta por sorpresa Birgitte Nybor, quien podría pasar en un principio por líder de Ciudadanos pero que tendría más que ver con una joven Manuela Carmena, vemos lo que, básicamente, significa gobernar: sentarse a llegar a acuerdos todos los días. Probablemente aquí nos falte el pragmatismo de los países nórdicos y nos sobre melodrama, pero, por favor, que alguien pase la primera temporada de Borgen a nuestros presidenciables para que vean que, aún asumiendo los muchos conflictos, desencuentros y zancadillas por venir, es preciso ponerse a conseguir pactos sin más dilación. Es decir, a hacer política.

Otro valor incalculable de 'Borgen' es que nos invita a asistir a la transformación de alguien que aún siendo líder de un partido pequeño no forma parte de «la casta». Y ese alguien, además, es una mujer, por lo que temas como la conciliación y los cuidados están presentes desde el primer día de su mandato y, más allá de eso, en toda la serie hay una reflexión de la relación entre las mujeres y el poder. Temas necesarios y muy contemporáneos. De nuevo la tensión entre el deseo de cambio y el tirón de la inercia, en este caso patriarcal, de la política.

Como confiesan varios políticos españoles entrevistados en la pieza Política Ficción de Canal+ (2013) estamos muy necesitados de una primera gran serie de ficción política española. Tramas y personajes no faltan, eso nos consta. Y parece que Movistar+ ha tomado nota y se ha embarcado en la producción de un proyecto ambicioso de estas características. Tendremos que esperar. Mientras tanto, sigamos alimentándonos con las series citadas, que, como en una suerte de 'Alicia a través del espejo', han permitido que asesores, 'spindoctors', fontaneros, lideres de perfil bajo y conflictos territoriales se colaran en nuestras tertulias, conversaciones y predicciones de futuro gobierno para ampliarnos el imaginario político. Sí. Había vida más allá de los líderes alternantes de los partidos tradicionales. Y los estamos aprendiendo a golpe de ficción y realidad. Bienvenidos a Washington.