LA ENCRUCIJADA NACIONALISTA

Enredos de familia

Mas subraya que la mitad de Unió apoya su hoja de ruta: "Ya es más de lo que teníamos"

JOSE RICO / BARCELONA

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Como ese padre que ve con condescendencia las fechorías de su hijo por más que le cueste justificarlas, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, parece convencido de que será capaz de obrar el milagro de que la familia mal avenida de Unió y Convergència supere su enésimo desencuentro, aunque sea la crisis más profunda a la que se enfrentan los hermanos de federación. A tal extremo quiere el líder de CiU llevar su forzada neutralidad que a la misma hora en que la dirección de su partido, CDC, lanzaba un diáfano ultimátum a la cúpula de Unió para que le aclare si avala o no la hoja de ruta independentista, él prefería ver el vaso medio lleno.

El primer análisis de Mas de la victoria, pírrica pero victoria al fin y al cabo, de las tesis moderadas de Josep Antoni Duran Lleida fue el siguiente: "Unió se ha definido a través del voto de los militantes, y casi la mitad ha dicho que sí [a la independencia] y la otra mitad está ahí ahí. Ya tenemos algo más de lo que teníamos hace 48 horas". La reflexión respondía a la pregunta del periodista Iñaki Gabilondo, con quien conversó durante una hora en un coloquio organizado por Instint, y quien le hizo ver que no tenía todo el apoyo de su propia "familia" política. "No tengo el apoyo de toda la familia, pero de una parte sí", reconoció el jefe del Govern.

SALVAGUARDAR EL GOVERN

Ni una sola mala palabra ha salido de la boca de Mas desde que su socio de federación disparó el dardo contra la hoja de ruta acordada por CDC y ERC que el domingo ratificaron por la mínima los militantes democristianos. En juego está, claro, salvaguardar la unidad de la federación nacionalista, pero también la de su propio Govern, con los tres 'consellers' de Unió Democràtica en el punto de mira. De ahí que, al menos hasta que la cúpula del partido de Duran no formalice su propósito de romper todo anclaje con el plan soberanista, el 'president' haya optado por no cargar las tintas, o en todo caso ceder el protagonismo del órdago rupturista a los dirigentes de su partido.

No obstante, Mas está enfrascado estos días en una operación que sí puede dejar a las claras el futuro del matrimonio CDC-UDC: la confección de la lista electoral que encabezará el 27-S. Aprovechando el distendido formato de la charla de ayer, el líder de CiU admitió que está trabajando en ella, pero no soltó ni una prenda más. Solo mostró cierta incomodidad por que esa lista lleve el apelativo del 'president', como se ha apostado desde los sectores soberanistas más afines a CDC. "Estoy haciendo cábalas sobre el nombre. Lo importante es que para enviar un mensaje claro al mundo hace falta una lista que amplíe el espectro de un partido", señaló.

EL FUTURO

Y con esa candidatura amplia y "transversal" pretende plantear el plebiscito del 27-S, en torno a la independencia de Catalunya pero de igual modo en torno a su persona. Porque ayer confirmó con más rotundidad lo que había sugerido ya en ocasiones anteriores: si su lista no gana los comicios, dimitirá. "Si los catalanes deciden que el proceso lo lidere otra persona, yo daré un paso atrás".

Preguntado por el 'caso Pujol', el 'president' envió un mensaje algo más controvertido: "El futuro es más importante que los errores que haya podido cometer una persona o un colectivo".