Rajoy orilla la polémica sobre la nacionalidad y apela a los tratados

RAFA JULVE / FERRAN COSCULLUELA / GIRONA

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Mariano Rajoy no quiso volver a pisar el jardín en que se metió el martes con las nacionalidades y la Constitución. En una entrevista en Televisó de Girona, el presidente del Gobierno central esquivó la esperada repregunta al respecto. "Yo no estoy para hacer más debates jurídicos [...]. No vamos a entrar en disquisiciones jurídicas que no conducen a ninguna parte" ni "generar más confusión de la que se ha generado", se defendió. Recordó además que la UE no echa a ningún territorio, sino que "es ese territorio el que se va" y se aferró a que los tratados fundacionales del organismo comunitario "son muy claros" respecto a una declaración unilateral de independencia. Si alguien la lleva a cabo no podría estar en la UE, avisó, aunque enfatizó que hará lo que esté en su mano por impedirla porque el fin europeo es "integrar" y no crear fronteras.

"Un vaso es un vaso y un plato es un plato", sentenció como para no dar lugar a más interpretaciones. A la salida de la entrevista, se topó con una situación parecida a la que se encontró en Reus la noche anterior. Varias decenas de personas le increparon y empezaron a gritar "independencia" cuando se dirigía al hotel Doubletree para participar en un acto con más de un centenar de militantes. Allí no mencionó explícitamente esos momentos de tensión, pero sí hablo de que en Catalunya hay «una cierta opinión pública que quiere imponer un discurso único, el soberanista. "Esto es una democracia avanzada, un país libre y eso no se puede permitir", proclamó.

En los últimos días, los populares han abundado en esa cuestión. Rajoy llegó a decir el martes que en las escuelas catalanas se siembra la semilla de la "discordia" y ayer volvió a sobrevolar la misma acusación, aunque no fue ese el mensaje principal del día. El líder conservador prefirió centrarse en aspectos positivos desde el punto de vista no soberanista. Alabó por ejemplo que haya "personas importantes" de la sociedad catalana que hayan «dado un paso adelante» en contra de la independencia, en alusión velada a empresarios y banqueros. Y tanto en el mitin como en la entrevista circuló por un camino que los populares apenas habían recorrido. Más dedicado siempre a alertar de las consecuencias de la ruptura y a presumir de haber sacado a España de la quiebra, el jefe del Ejecutivo central subrayó esta vez con más ahínco las potencialidades de España como país y resaltó el despliegue en infraestructuras y servicios sociales básicos frente a las carencias de otros estados. Incluso recuperó lo de que nunca en 40 años ha tenido Catalunya más autogobierno.

Más ataques a Junts pel Sí

Más metido ya en la arena de las siglas, Rajoy volvió a hurgar en las diferentes sensibilidades de Junts pel Sí y hasta trató de hacer una opa a los electores de CDC. ¿Quién le iba a decir a un militante de Convergència de algún pequeño pueblo de Girona o de Lleida de toda la vida que iba tener que acabr votando a los comunistas, a los de ERC o a los del PSUC? Vengan con nosotros, vengan con nosotros, que se van a entender bastante mejor», aseveró. Y para generar más inquietud entre ese votante recordó que Artur Mas propuso el impago de la deuda, algo que "también hizo Podemos y que lo retiró en 48 horas".

Ensombrecido por los múltiples actos de Rajoy en la recta final, el cabeza de cartel del PPC, Xavier García Albiol, se erigió en la alternativa más fiable a los soberanistas presumiendo de que él tiene experiencia de gobierno en Badalona y Miquel Iceta (PSC) e Inés Arrimadas (Ciutadans) no. Los tres partidos se disputan en Girona unos miles de votos que pueden decidir un escaño.