La encrucijada socialista

«El PSOE puede llegar a ser un partido residual»

José Antonio Pérez Tapias.

José Antonio Pérez Tapias.

J. R. S.
MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Casi nadie en el PSOE lo esperaba. Pero ha llegado hasta aquí. José Antonio Pérez Tapias (Sevilla, 1955), filósofo y portavoz de la corriente crítica Izquierda Socialista, es el tercer aspirante en la carrera por el liderazgo del partido, que se decidirá este domingo. Es un candidato distinto: carece de apoyos en los aparatos territoriales y ha anunciado que no se presentará a las primarias. Se da por hecho que no ganará, y quizá por eso habla con más libertad. En cualquier caso, hay una trayectoria tras el discurso. Un ejemplo: en la pasada legislatura, siendo diputado, no votó a favor de la reforma constitucional que instauró la estabilidad presupuestaria.

-La fuga de votos del PSOE ha ido en muchas direcciones. ¿Por qué cree que la solución para el partido pasa por una reubicación a la izquierda?

-Es evidente que en las europeas gran parte de la fuga ha ido a nuestra izquierda. Hay también una cuestión ideológica: el PSOE está fuera de lugar si no está en la izquierda.

-Y si no gana usted no habrá un giro tan claro a la izquierda. Siguiendo su argumento, el PSOE continuará perdiendo votos.

-Si no resolvemos las cosas bien, y no lo voy a basar solo en que yo gane, el PSOE continuará perdiendo votos. Hay que replantear todo el proyecto político, porque tenemos casos conocidos y recientes, como el del PASOK griego. Es un riesgo cierto. No tenemos suelo electoral. Si no presenta un perfil propio, si aparece vinculado a la derecha, el PSOE puede llegar a ser  un partido residual.

-¿Cuándo empezó el declive?

-En la última etapa de Zapatero se hicieron políticas económicas que produjeron, como mínimo, una gran perplejidad. Pareció que se estaba negando todo lo que habíamos hecho, incluido nuestro programa.

-De 0 a 10, ¿cuánta autocrítica hubo en los órganos del partido durante el mandato de Zapatero?

-No hubo el nivel de autocrítica necesario. Diría que un dos o un tres. Si el debate hubiera sido más serio, no condicionado por enfoques personalistas, no se habrían tomado algunas medidas. Es verdad que el Gobierno estaba en una situación muy difícil, pero eso no es una eximente.

-Cuando el PSOE reclama una nueva fiscalidad y una reforma federal, propuestas que usted ha defendido sin éxito en épocas anteriores, ¿se ve legitimado por la historia o tiene también una sensación agria?

-Siento que el PSOE no haya sido receptivo en algunos momentos a esas propuestas. Con el federalismo, por ejemplo, se echa en falta el haber trabajado más a conciencia en el partido y en la opinión pública, porque de ese modo la iniciativa habría sido ahora más creíble. Pero no soy amigo de acumular resentimientos ni melancolías.

-Usted pide una consulta legal y no vinculante, al estilo del PSC. Si gana el  a la independencia, ¿reconocería a Catalunya como Estado?

-No tendría una traducción inmediata. Daría pistas sobre cómo acometer la reforma constitucional. No sería un referendo de autodeterminación, que en todo caso se llevaría a cabo al final del proceso.

-¿Por qué Izquierda Socialista se ha quedado prácticamente sin presencia en el PSOE?

-Tiene mucho que ver con cómo salimos del último congreso, el de Sevilla. El partido se vio muy polarizado y eso repercutió en cómo nos vieron. Fuimos bloqueados.

-Espera que este proceso sirva para dotar a su corriente de mayor protagonismo, al menos.

-Puede ser una de las consecuencias. Pero ese no es el motivo de mi candidatura. Busco que el partido salga de esa contaminación neoliberal que ha sufrido durante décadas.