El proceso rompe el Govern de CiU

El partido de Duran culpa del cisma a las «formas» de CDC y el socio mayoritario, enojado, afirma que hace tiempo que espera una posición clara sobre la secesión

XABIER BARRENA / BARCELONA

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La imagen con la que más veces se ha sintetizado la tumultuosa relación entre Convergència y Unió es la de la fábula de Esopo El pastorcillo y el lobo. Mil veces se ha anunciado la ruptura de la antes coalición, y desde hace una década larga federación, y mil veces se ha conjurado el peligro. Pero frecuentemente se olvida el desenlace del cuento. Y es que, al final, y entre el descrédito del protagonista - el pastorcillo que levantaba falsas alarmas sobre la llegada del lobo- el canino salvaje acaba por aparecer. La dirección de Unió se reunió ayer con carácter de urgencia para dar una respuesta al ultimátum que les lanzó CDC el lunes. Y anunció su decisión de retirar a sus consellers del Govern.consellers El Estatut del 2006 rompió el Ejecutivo de Pasqual Maragall, con la salida de ERC que defendía el no a la Carta autonómica, y el proceso soberanista se ha cobrado el Ejecutivo de Mas.

Eso sí, Unió se guardó muy mucho de afirmar que, con esa decisión, quisiera fracturar CiU. Y es que entre CDC y Unió existe el pulso soterrado por la imagen ante la opinión pública bajo una misma creencia: el que rompe, lo paga en las urnas. De ahí las reuniones mantenidas tanto el martes como ayer mismo en el Parlament entre unos y otros, por aquello de querer transmitir el talante dialogante. Y de ahí el tuit de Josep Antoni Duran Lleida, el líder de Unió, culpando a CDC por su ultimátum de la crisis de Gobierno: «No hay diálogo», sentenció en la red social. La respuesta oficial de CDC se espera para hoy, pese a que se preveía para ayer, pero la agenda del president lo impidió.

Compareció el secretario general de Unió, Ramon Espadaler, unos 20 minutos después de que Duran, hubiera abandonado a toda prisa la sede en compañía de Josep Sánchez Llibre. Y ciñó Espadaler , en obvia sintonía con Duran, el motivo de la renuncia a una cuestión, sobre todo, de formas. «No creemos que debamos de estar sometidos a ultimátums» aseveró en tono grave. El hecho es que CDC les pedía que abogaran por el Estado independiente para seguir adelante y discutir los términos de la hoja de ruta. Y que Unió se negó a ello. Hay, pues, sobre todo, una cuestión de fondo.

Con todo, Espadaler trató de minimizar esas diferencias abismales afirmando que en el sí ganador por los pelos de la consulta a la militancia del pasado domingo «y tanto que cabe la independencia» y que los democristianos lo que querían era ampliar el campo de acción del proceso a los que dudan aún de la secesión.

La acusación de Unió sobre las formas causó enojo en CDC. Fuentes convergentes señalaron a este diario que en las reuniones bilaterales «en ningún momento» Unió se quejó del proceder de sus socios y añaden que los democristianos «hace tiempo que sabían» que Convergència «esperaba un posicionamiento claro sobre la independencia». Esta fuente recuerda además que, en el transcurso del proceso interno de Unió, CDC ha guardado «escrupulosa» neutralidad y silencio.

Ni el hecho de que el líder del sector crítico, Antoni Castellà, acudiera al cónclave con la promesa bajo el brazo de las entidades soberanistas (ANC, Òmnium y AMI) de aceptar buena parte de los criterios de la pregunta de Unió en la hoja de ruta, siempre que la cúpula democristiana aceptara el objetivo común de la independencia, ablandó al grueso de la dirección del partido.

La ruptura ma non troppo (de momento), explicó el número 2 de Unió en funciones -en las últimas semanas, número 1 ante las cámaras, por designio expreso de Duran-, no pone en peligro al propio presidentUnió seguirá dando apoyo en todas las votaciones al Ejecutivo de Artur Mas, de igual manera que no compromete el papel de la federación en los municipios. Se supone que también ocurrirá lo mismo en el Congreso, donde Duran ejerce de jefe de filas y de presidente de la Comisión de Exteriores.

Por tanto, las funciones de la vicepresidenta, Joana Ortega, y de los titulares de Interior, Ramon Espadaler, y Agricultura, Josep Maria Pelegrí, siguen vigentes hasta que Mas decida desactivarlas. Ortega, además, ya ha comunicado que abandona la política por «razones personales». Fuentes del propio comité de gobierno apuntaban a la alta presión que había estado sometida la vicepresidenta imputada por el 9-N y votante declarada del Sí-Sí , pero también, defensora, en la consulta interna del .

¿Y las funciones de Antoni Castellà, secretario de Universitats y cabeza visible del sector soberanistaAntoni Castellà? ¿O las de Carles Sala, también crítico y secretario de Habitatge? Pues también en manos de Mas, claro está y como es su potestad, pero con un matiz: los críticos anunciaron que no piensan dejar el Govern. Y fuentes del Ejecutivo de Mas anunciaron que el president no destituirá a nadie que no quiera irse. En el orden interno de Unió, Castellà seguirá, si se mantiene en el cargo, sumando desobediencias, tras negociar con las entidades a pesar de la advertencia y la acusación de «deslealtad» que por carta le remitió el propio Espadaler el pasado lunes.

 En una comparecencia en el hall de entrada de la sede, por cuanto la dirección no les prestó la sala de prensa, para incomodidad de las decenas de profesionales de los medios que se citaron en la calle de Nàpols, Castellà tildó de «irresponsable» la decisión del comité de gobierno. «Hace mucho tiempo que se están tomando decisiones de gran calado con exiguas mayorías», dijo Castellà en alusión a la votación de ayer mismo en la que la posición oficial tuvo 18 votos, por 10 de los críticos y dos abstenciones, como a la propia consulta, donde el  a la rocambolesca pregunta ganó con el 50,3% de los sufragios.

Para Castellà, la «irresponsabilidad» reside en el intento de Duran de retirar sus peones del Govern «para forzar a Mas a no defender la independencia de Catalunya». De ahí que no renuncie al cargo.

Es este un proceso por pasos. Difícil, pues, anticipar qué se oculta tras la salida del Govern de Unió. La gran pregunta, que Espadaler no quiso contestar, es qué hará Unió el 27-S. Voces críticas dan por seguro que la intención de Duran es que los democristianos se presenten en solitario. Un portavoz de CDC afirmó anoche que la federación está «rota».

Así, pues, aunque es pronto para saber si el lobo, en forma de ruptura definitiva y total entre ambos partidos, ha llegado o bien, se trata de una nueva travesura del pastorcillo, de momento, de entre los arbusto despuntan dos orejas triangulares y peludas. Y los aullidos suenan muy cercanos.