La renovación de Convergència

Mas y Rull intentan resituar a CDC por encima de Pujol

Artur Mas y Josep Rull saludan a la militancia tras darse a conocer la ratificación del nuevo consejo nacional de CDC.

Artur Mas y Josep Rull saludan a la militancia tras darse a conocer la ratificación del nuevo consejo nacional de CDC.

SALVADOR SABRIÀ / BARCELONA

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Las bases de Convergència necesitaban un revulsivo tras el shock del caso Pujol y este sábado el presidente del partido, Artur Mas, y el nuevo coordinador general y número dos de CDCJosep Rull, se lo dieron con la celebración de un consejo nacional extraordinario, abierto esta vez a la militancia. Ambos no renunciaron a su pasado, pero intentaron sentar los fundamentos de una nueva fuerza claramente independentista y por encima de Jordi Pujol y sus consecuencias.

Mas se refirió al «comunicado de finales de julio del president Pujol» como uno de peores retos a los que se ha enfrentado el partido en el último quinquenio, en la misma proporción que gestionar «una Generalitat en bancarrota», el impacto de una de las crisis económicas más duras , o uno de los mayores ataques de «las instituciones del Estado y con el PP al frente» contra el autogobierno. En otro momento del discurso, recalcó que «ninguna persona, por importante que sea, es más importante que una entidad o un colectivo, ni estos están por encima de un país». Aunque añadió que «esto sirve para el pasado, el presente y el futuro».

Puestos a marcar distancias dentro de un orden con el fundador de Convergència, Mas cambió el famoso lema de Pujol que situaba a CDC como el pal de paller pal de pallerde la política catalana, para convertirla en «la pared maestra» del proceso independentista, que la convierte en la pieza clave que permite aguantar el conjunto y sin la cual todo se hunde.

Pero también reconoció el peso y la importancia de las otras fuerzas políticas a favor de la consulta para que el proceso siga adelante. En este punto admitió que «el consenso político es el eslabón más débil de esta cadena». Como ya viene haciendo en sus últimos discursos, volvió a impartir críticas veladas y sin citarla por su nombre a Esquerra. «La consecuencia de actuar con un cálculo partidista hoy, no pone en juego estar en el Govern o no, sino hundir el país». En este sentido, se refirió también al momento político actual como a un «combate del país» y añadió que los que en medio de esta refriega tan dura «no tienen ningún rasguño es porque en lugar de hacer de actores, hacen de espectadores, y a veces, de secundarios».

Con quien fue mucho más directo en el ataque fue con el PP, al que sin mencionarlo le acusó de querer «hundir el país» y arremetió contra el frentismo que propuso el viernes María Dolores de Cospedal. En cambio, felicitó a los partidos catalanes que, a pesar de estar a favor del no en la consulta, han rechazado la oferta del PP. «Bienvenido sea un frente para votar no el 9-N, no debe darnos miedo porque si queremos votar tiene que haber partidos que defiendan las dos cosas, pero lo que no permitiremos es un frente para no poder votar el 9-N».

Mas evitó hablar directamente de independencia, y se refirió al proceso y al ánimo con el que debe encararlo Convergència con otra de sus metáforas: «Estamos de pie, serenos, con el espíritu fuerte y con muchas ganas de fer el cim para contemplar el paisaje de la libertad de Catalunya».

PARTIDO INDEPENDENTISTA / Su predecesor en la tribuna, el nuevo coordinador general y número dos de CDC, Josep Rull, fue mucho más claro. Apuntó que la nueva etapa tiene como objetivo «ser un partido nuevo para un país que queremos independiente y libre». Rull reconoció que entró en CDC en parte por la figura de Pujol, pero inmediatamente advirtió de que este no es el único patrimonio político de Convergència. «Hay gente que se frota las manos con el caso Pujol para acabar con CDC, pero no se saldrán con la suya porque no hemos perdido el norte, que es Catalunya».

Respecto al tipo de partido, Rull reivindicó la voluntad de mantenerse como una fuerza pensada «para la mayoría», que trabajará para una independencia basada «en la justicia social». Y sobre el posible choque de trenes en este proceso, afirmó que si llega a producirse será en todo caso entre «una Catalunya que quiere construir su futuro y una España obsesionada en reconstruir su pasado». A final de su discurso, toda la militancia y todos los cargos del consejo se pusieron en pie para aclamarle al grito unánime de «in-inde-independència». Un hecho impensable hace cinco años.

Con este consejo nacional extraordinario, que ratificó al nuevo comité ejecutivo con el 92,6% de votos a favor, CDC pospone su congreso hasta antes del próximo verano o pasadas las municipales.