Los convergentes

Mas insiste ante los suyos en que la consulta debe ser legal

Artur Mas, ayer, durante la reunión de la ejecutiva de Convergència.

Artur Mas, ayer, durante la reunión de la ejecutiva de Convergència.

FIDEL MASREAL
BARCELONA

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Llega la hora de la verdad y los partidos implicados en la negociación de la pregunta y la fecha del referendo velan armas, democráticamente hablando. Artur Mas se dirigió ayer a la cúpula de Convergència, con un mensaje nítido: hay que llegar a un acuerdo antes de que acabe el año, tiene que haber consulta en el 2014, pero esta debe ser legal. Esta última  premisa, la legalidad, es significativa cuando no falta quien en CDC es partidario de agotar el pulso con el Estado hasta el último minuto, hasta que las urnas estén prácticamente abiertas. El secretario de organización convergente, Josep Rull, dijo hace unas semanas: «Convocaremos la consulta, si la Guardia Civil quita las urnas ya no puedo responder...». Se refería, añadió, a que el Gobierno central puede impugnar la ley catalana de consultas o bien la convocatoria de la consulta soberanista.

Más recientemente, el conseller de Presidència, Francesc Homs, en una entrevista con EL PERIÓDICO, se situaba muy próximo a las tesis de ERC de sacar las urnas a la calle en cualquier caso: «Consulta sí o sí, 100% de acuerdo, con toda la rotundidad, con ERC, que por cierto no ha dicho nunca que esto fuera sinónimo de ilegal».

LAS BAZAS / El líder de CiU ayer dejó claro ante la cúpula convergente que no quiere ir al precipicio de la ilegalidad. Y que la alternativa ante un no del Estado a la consulta no será otra cosa que las elecciones plebiscitarias. ¿Cuándo? Eso no lo concretó, porque es una de las bazas con las que juega todo presidente.

Después, en la entrega del premio Memorial Trias Fargas, Mas aseguró que el que fuera presidente de Convergència habría adoptado la misma actitud que el Govern: «Ante procesos como el del derecho a decidir, los tenemos que hacer bien, con rigor, seriedad, y sin hacer el ridículo». «Tenemos que ser consecuentes, firmes y hacer las cosas bien», añadió antes de censurar que «ante el reto democrático» que se plantea en Catalunya con la consulta, «la reacción del Estado español sea no ofrecer nada».

Sobre esta cuestión, en la rueda de prensa posterior a la ejecutiva, Rull se mostró conciliador: «La voluntad será la de construir, como siempre ha hecho Convergència, el máximo nivel de consenso». Una frase absolutamente fiel al pensamiento de Mas sobre cómo tejer un acuerdo: con un mínimo común denominador en el que tanto CDC como ERC, Unió e ICV-EUiA cedan en sus planteamientos de máximos.

Mientras, CDC sigue tratando de tejer otro pacto, la candidatura conjunta con ERC y personalidades independientes en las próximas elecciones europeas. Fuentes del partido admiten que la elección de Esquerra de Josep Maria Terricabras como candidato dificulta todavía más un acuerdo que ya veían difícil. «El margen se va reduciendo», asume un dirigente. De puertas afuera, el responsable de acción institucional, Lluís Corominas, aseguró que no se dan por vencidos.