La estrategia del PPC

Esto fue lo que pasó

El director de los Mossos recogió a esta periodista a 1,5 km del domicilio de Marco

El director general de los Mossos, Manel Prat.

El director general de los Mossos, Manel Prat. / periodico

MAYKA NAVARRO
BARCELONA

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En los últimos días, algunas informaciones han acusado al director de los Mossos d'Esquadra, Manel Prat, de haber estacionado su vehículo en los alrededores del domicilio del director de la agencia de detectives Método 3, Francisco Marco, horas antes de su detención. Esas mismas informaciones, atribuidas a una fuente oficial de la Policía, aseguraban que Prat recogió a una mujer ante la vivienda de Marco. Esa mujer era yo.

El 18 de febrero, sobre las 15.45 horas, tras entrevistarme con el director de Método 3, subí a ese coche, pero en la esquina de la calle Consell de Cent con Rambla de Catalunya, es decir, a un kilómetro y medio del domicilio de Marco. Al vehículo me vio entrar el jefe de fotografía de 'El País', Joan Sánchez. Y alguien más, un policía que, según el informe que citan algunos medios, anotó la matrícula del coche.

El día de su detención estuve con Marco. Como lo estuve en otras dos ocasiones más. Nunca en su domicilio. Nos citamos en bares y el lunes de la detención, en la calle. Estuvimos más de media hora dando vueltas alrededor de la manzana de su casa. Solo entré en el portal unos segundos para despedirme de él y de su mujer, que se unió a nosotros en el último momento.

Me había citado con el director de Método 3, como el resto de las ocasiones, ejerciendo mi trabajo de redactora de EL PERIÓDICO. Marco tenía las sospechas de que en esos días podía estar siendo vigilado por la Policía. Pero nunca imaginé que tras entrevistarme con él, los agentes decidirían seguirme.

MOTO AVERIADA / Me alejé andando. Acostumbro a moverme por Barcelona en moto, pero estaba averiada. Caminé, me paré en varios escaparates y al ver la hora recordé que había quedado para comer con el director de los Mossos. Llamé por teléfono a Prat y le pedí disculpas. Estaba en su despacho de la comisaría de Les Corts, me dijo que ya había comido, y que tenía que estar en la Conselleria de Interior a las cuatro para asistir a una reunión del consejo de dirección.

La sede del departamento de Interior está a tres minutos caminando de la redacción del diario, y le sugerí que, ya que tenía que pasar con su coche por Consell de Cent para ir a la reunión en la 'conselleria', me recogiera, y mientras yo comía él se tomara un café conmigo.

En la esquina de Consell de Cent con la Rambla de Catalunya vi un establecimiento de frankfurts, y decidí que le pediría a Prat que se bajara mientras yo me tomaba el bocata. Entonces fue cuando en esa misma esquina estacionaba su moto el fotógrafo Joan Sánchez. Me saludó. En ese momento caí en la cuenta de la proximidad de la redacción de 'El País', y en cuanto el automóvil de Prat se detuvo en la esquina, me subí.

El coche del director de Mossos no varió su ruta para recogerme. Se detuvo en la esquina de Consell de Cent con Passeig de Sant Joan. Caminamos hasta un restaurante italiano de la calle de Aragó. Yo me pedí un tomate con mozzarela y una Coca Cola ligth y él un Vichy. Prat tenía prisa por la reunión, y no esperó a que yo terminara el café. Ni le conté de dónde venía, ni me lo preguntó. El encuentro entre una redactora de sucesos y un jefe policial no duró más de un cuarto de hora. Me terminé el café, pagué, y regresé a EL PERIÓDICO.

Como es norma en esta profesión, y yo la cumplo, jamás revelo mis fuentes. Si lo hago en esta ocasión es tras haber pedido autorización para ello a Manel Prat. Ninguno de los periodistas que en los últimos días han escrito sobre este tema me ha llamado para contrastar la información que después han publicado. Otros que sí se pusieron en contacto conmigo decidieron no publicarlo porque nunca debería ser noticia que una periodista de sucesos intente obtener noticias.