VISTA POR UN ESCÁNDALO DE CORRUPCIÓN

El empresario que denunció a Fabra le exculpa en el juicio

Carlos Fabra, ayer, durante su declaración ante el tribunal que le juzga por cohecho y tráfico de influencias.

Carlos Fabra, ayer, durante su declaración ante el tribunal que le juzga por cohecho y tráfico de influencias.

LAURA L. DAVID
CASTELLÓN

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El juicio por el caso Naranjax dio ayer un giro inesperado. En la segunda jornada de la vista oral en la que se juzga al expresidente de la Diputación de Castellón y del PP provincial Carlos Fabra, el empresario responsable de que esté sentado en el banquillo se desdijo de lo que había señalado en numerosas declaraciones previas y exculpó al político de los delitos de cohecho y tráfico de influencias, por los que la Fiscalía Anticorrupción solicita una pena de 13 años de cárcel.

Vicente Vilar, que declaró esposado porque cumple condena por violación de su exesposa, Montserrat Vives, imputada también en este caso, descargó toda la responsabilidad en su ex y en la de Fabra. «Yo no pagué nada directamente a Carlos. Fue mi mujer la que pagaba a Mampa [María Amparo Fernández]», aseguró Vilar. Según su relato, fueron dos pagos en metálico de 30 y 25 millones de euros en agradecimiento por las gestiones realizadas para la autorización de sus productos fitosanitarios y la mayor parte salió del dinero negro de Naranjax, la empresa de productos fitosanitarios de la que era propietario. «No voy a meter a Carlos en un lío que no se merece. Esto fue una cosa de dos mujeres codiciosas», añadió Vilar.

Y, entonces, ¿por qué denunció a Fabra? «Me cabreé porque, conociéndome, cuando mi mujer me acusó de violación, él se puso de su parte. Si tú vas a por mí, pues yo voy a por ti», aseguró. Y en todo este lío de familias, las exmujeres de ambos -según las declaraciones de Fabra, Fernández y Vives- figuraban en la estructura empresarial muchas veces como propietarias, pero de gestión no sabían nada de nada. Las pruebas y las declaraciones de los testigos ayudarán al tribunal a esclarecer quién miente y quién dice la verdad en este sálvese quien pueda.

«NINGUNA GESTIÓN» / Horas antes, declaró en la Audiencia de Castellón Fabra, quien en apenas una hora negó los delitos de cohecho, tráfico de influencias y cuatro fraudes fiscales por los que es juzgado, tras 10 años de pesquisas. El exdirigente conservador declaró que no habló «absolutamente con nadie» para hacer «ninguna gestión en Madrid» en la tramitación de licencias de productos fitosanitarios, tal y como había apuntado Vilar en el año 2003.

Fabra reconoció que se reunió con los entonces ministros de Agricultura y de Sanidad, Jesús Posada y Celia Villalobos, y que en ambas visitas le acompañó su entonces amigo Vilar, aunque negó que en ellas se hablara de los pesticidas que más tarde comercializaría con el empresario. A Vilar lo conoció gracias a la amistad que se fraguó entre las esposas de ambos. Además, según el político, hubo un acuerdo mediante el cual el empresario le pagaba una cuantía «anual» que no especificó por su asesoramiento.

Asimismo, el exdirigente del PP dijo que, delante de él, el empresario «jamás cometió alguna irregularidad ni repartió ningún maletín». Y, según Fabra, la venganza fue lo que movió a Vilar a acudir a los tribunales. «Solo lo ha hecho con ánimo de perjudicarme porque apoyamos a su mujer y no a él», aventuró el político, muy relajado ante las preguntas de su abogado defensor, Javier Boix. Fabra se limitó a contestar a su defensa y a la fiscalía, negándose a responder a las preguntas de la acusación popular. El político cortó y corrigió en diversas ocasiones al fiscal, tanto que el presidente de la sala tuvo que intervenir: «No vuelva a interrumpir al ministerio fiscal».