mirador

La cartera del PP

XAVIER BRU DE SALA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Por primera vez desde que perdió el poder, hace ya una infinidad, hemos visto al PP descolocado. No solo eso, además, y por si fuera poco, a sus adláteres mediáticos despistados, contradiciéndose, lanzando dardos al tuntún porque no saben hacia dónde apuntar.

Es consecuencia del efecto Ru-

balcaba. Si recuerdan, una de las últimas acciones mediáticas que se montó antes de catapultarse a la vicepresidencia fue la foto con los diestros más famosos del toreo español. Ahora no ha tenido el menor empacho en militarizar las torres de control de los aeropuertos. Para completar el robo de la cartera del PP solo le falta la pandereta.

Tengan por seguro que España es del PP. Por un tiempo, pareció que Zapatero sacaba al país del surco imprimido por Aznar en la segunda legislatura, pero el empeño era superior a sus fuerzas y ha vuelto a caer en él. Mejor dicho, estamos en el surco histórico de Aznar, por el convencimiento profundo de la izquierda: están seguros de ser buenos capataces, incluso mejores por su conocimiento de los entresijos del terreno y los quebraderos de cabeza de los aparceros, pero la finca es del PP. Quien lo olvide se equivocará: la finca es del PP.

Lo que Rubalcaba ha cambiado es de gran calado y proyección. La finca puede ser del PSOE, o de los dos. A condición de comportarse como lo haría el señorito. Igual, pero con mayor saña. En todos los frentes. Empezando por superar en consanguinidad la que hermanaba el PP y las grandes empresas. En términos ideológicos y prácticos, apenas hay diferencia entre esos pragmáticos del PSOE, desde que Blair le robó la cartera a Thatcher. En cuanto a pedigrí, lo cierto es que unos y otros son un puñado de advenedizos, de una superficialidad personal anonadante, pero eso sí, con la genealogía de los deberes y parámetros históricos clara. A nivel simbólico, lo dicho, toros, militares y esperen cualquier versión de la pandereta para antes o después de la Navidad. A nivel de políticas reales, está claro, por seguir en los aeropuertos, que el centralismo del sistema va a reforzarse sin remisión y sin posibilidad catalana de cuidar de los intereses de Barcelona.

Con Rubalcaba de genio tenebroso, pronto el PSOE empezará a mirar al PP por el retrovisor. La dificultad, para Zapatero pero no para el vicepresidente, consiste en saber en todo momento y circunstancia lo que haría el PP, tomar la delantera con la seguridad de que el amo no tiene otra opción que seguirle.

Si fuera Duran, no me lo pensaría dos veces y me vendría para Catalunya. Si fuera alcalde del PSC, en vez de esconder la cabeza bajo el ala empezaría a levantar el dedo. A meterme en política antes de que esa filial del PP denominada PSOE llame al orden a los socialistas catalanes.