LA CAMPAÑA DE LOS CONSERVADORES
Aznar sale en defensa de Botella tras los ataques del PP y Aguirre
José María Aznar va a participar en cinco actos a lo largo de esta campaña electoral. Tres de ellos para arropar a sus «amigos» Luisa Fernanda Rudi (presidenta de Aragón), Pedro Sanz (La Rioja) y Juan Vicente Herrera (Castilla y León). El cuarto, lo protagonizó ayer en Madrid. Y hoy hará lo propio con María Dolores de Cospedal en Toledo. A falta de ver los motivos que le han llevado a aceptar la invitación de la secretaria general del PP actual, del que está tan distanciado, en la capital dejó en evidencia que una de sus razones para participar en el mitin central de Esperanza Aguirre (candidata a la alcaldía) y Cristina Cifuentes (aspirante a la Comunidad de Madrid) era ajustar cuentas y reivindicar el legado de su esposa, Ana Botella. Una labor que buena parte del PP no reconoce y que Aguirre no se dedica a defender en estos días preelectorales.
Después de que la lideresa plantase el viernes a la actual regidora en su despedida del Ayuntamiento de Madrid, Aznar no ocultó su malestar con los codazos internos que Botella ha sufrido por parte de Aguirre y otros dirigentes conservadores. En un aparte de su discurso, denunció que «han pasado cosas, muchas ingratas e injustas», pese a que el «Ayuntamiento de Madrid ha trabajado como nadie en estos años horribles para cualquier alcalde». Botella, aseveró, «deja un legado como nadie», dado que ningún consistorio «ha aportado ni de lejos lo que Madrid para sanear las cuentas públicas». «Y lo digo con especial orgullo y agradecimiento, que es lo que debería recibir del PP», apostilló.
También Botella se defendió de las pullas de Aguirre al señalar que podrá trabajar por un Madrid «más seguro, más limpio y más verde», pero «no más libre», que es una de las principales promesas de la alcaldable. Así las cosas, pese a las sonrisas impostadas, la tensión del matrimonio Aznar con la líder del PP madrileño fue ayer más que palpable.
Pese a ello, el expresidente no se olvidó de pronunciar un discurso muy político, alejado de la perorata sobre la recuperación económica que caracteriza a Mariano Rajoy, en una región donde precisamente abundan los simpatizantes del PP descontentos con la escasa atención a los problemas no económicos que ha demostrado el presidente del Gobierno. No faltaron tampoco los ataques a los nacionalistas, a Ciudadanos y, sobre todo, a Podemos, teniendo en cuenta que su marca en la capital, Ahora Madrid, podría arrebatar el poder al PP, según las encuestas. Aznar sostuvo que para dar «continuidad» a la nación y «estabilidad» al país es necesario que los «defraudados» con Rajoy sigan pese a ello apoyando al PP.
Casi a la misma hora, el jefe del Ejecutivo citó por primera vez a Aznar durante la campaña. Y no lo hizo para poner en valor sus años de Gobierno, sino su gestión al frente de Castilla y León. En un mitin en Burgos, Rajoy desconfió de nuevo de las alianzas con otras fuerzas y consideró que las mayorías absolutas del PP son los «pactos de verdad» y «de la sensatez» con los ciudadanos.
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