entrevista

Esteban Crespo: "Quiero hacer un 'largo' hace tiempo pero no me han dejado"

El cineasta afirma que "antes aparecíamos como favoritos en las quinielas. Ahora se ha mezclado y puede pasar cualquier cosa"

IDOYA NOAIN / Nueva York

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Desde el martes, cuando se cerraron las votaciones para los Oscar, la suerte está echada. Y la única opción de que España alce una estatuilla el domingo recae en el madrileño Esteban Crespo y su cortometraje Aquel no era yo. Este trabajo de ficción que aborda el tema de los niños-soldado, premiado con el Goya el año pasado, compite con un brillante corto británico donde un psiquiatra lidia con un preso que dice ser Dios, uno francés que retrata magistralmente la tensión del intento de huida de una maltratada, uno finlandés con humor de tintes kaurismakianos y uno belga con un niño enfermo terminal.

-Las reacciones a 12 años de esclavitud han dejado clara la aversión de algunos académicos de Hollywood al retrato de la violencia. ¿Cree que esa alergia perjudica sus opciones?

 

-Sin duda ese es el hándicap de nuestro corto y las pocas críticas beligerantes que ha habido han ido por ahí, pero en el fondo nosotros no mostramos la violencia sino sus consecuencias. Hay una violación pero no se ve nada, lo que ves es a esa persona sufrir. Las muertes no las ves, no ves sangre. Y lo que me llega es que incluso gente a la que no le gusta dice que está muy bien hecho.

-¿Cómo ha sido la campaña?

-Cansada. Hemos trabajado muchísimo. Lo importante era lograr que los académicos vieran el corto y metieran en el reproductor el DVD que les mandó la Academia con los cinco candidatos. Aquel no era yo era el primero por el orden alfabético y aunque parece tontería no lo es. Además ha sido muy importante que Magnolia los haya distribuido en más de cien cines. Ha habido muchas críticas y eso es fundamental para todos. Hablan del nuestro, para bien o para mal.

-¿Cómo ha percibido la reacción de los académicos?

-No ha habido mucho feedback porque hay un control gordísimo de lo que puedes hacer y lo que no, de dónde puedes ir y dónde no… Es un poco absurdo. Si tuviéramos enfrente un académico, por ejemplo, yo no podría decirle nada, pero delante de él yo podría darle a una tercera persona un DVD y que esa persona se lo diera a él. Todas las referencias de académicos que tengo son los cercanos o los que están a favor, aquellos a los que les ha encantado el corto. No tengo la medida de si es representativo. Antes aparecíamos como favoritos o segundos en quinielas. Ahora se ha mezclado todo y podría pasar cualquier cosa. Para mí es mejor.

-¿Ha recibido apoyo de españoles con lazos en la industria como Banderas, Vega o Cruz?

 

-No hemos llegado a ese nivel y ojalá pudiéramos. Sería una ayuda. Intentamos con Banderas, del que nos han hablado maravillas ,y que me consta que otras veces ha ayudado. Fueron muy amables pero tuvimos la mala suerte de que rueda en Chile.

-¿Cree que la nominación le ayudará a dar finalmente el salto al largo?

 

-Variety publicó una cosa destacando que todos los cortos nominados son europeos y yo les decía que, al menos en España, lo raro sería que hiciéramos un mal corto, porque somos profesionales con mucha experiencia, lo que pasa es que en otras cinematografías habríamos pasado hace tiempo a hacer largos. Yo he hecho seis cortos y llevo buscando el largo muchísimo tiempo. No lo he hecho porque no me han dejado, porque tenemos una crisis y las políticas culturales que tenemos.

-En Los Ángeles, además de promoción y fiestas, ha tenido reuniones con manágeres, con agentes...

 

-Venía avisado, es habitual. Aquí se respeta mucho la palabra nominado. He tenido incluso alguna propuesta de agente y todo el mundo dice que hay que cogerlo ahora, porque después de la ceremonia, si no ganas, no eres nada... Todo es interesante cara al futuro, y yo estoy abierto a todo lo que sea trabajo, especialmente con lo mal que están las cosas en España.