NÓMADAS Y VIAJANTES

Trump, Ted Cruz y el asesino de zodiaco

Trump se dirige a sus seguidores en un mitin en Charleston (Virginia Occidental), este jueves.

Trump se dirige a sus seguidores en un mitin en Charleston (Virginia Occidental), este jueves. / periodico

RAMÓN LOBO

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Lo impensable ya está aquí: Donald Trump, candidato oficial. Pero es posible que lo peor esté por venir. Tras las retiradas de Ted Cruz y John Kasich, el millonario se ha quedado solo en la carrera por la nominación del Partido Republicano. Lo lógico, si se respeta el sistema de primarias, es que sea el elegido. Lo catastrófico sería que Trump derrote a Hillary Clinton en noviembre y se convierta en el sucesor de Barack Obama. Para lograrlo deberá superar las reticencias en su partido y obtener votos en tres grupos en los que no goza de excesivas simpatías: mujeres, negros e hispanos.

El Partido Republicano tiene lo que se merece. Trump es la consecuencia de 16 años de desvarío. El GOP (Great Old Party, el de Lincoln y la abolición de la esclavitud) entró en barrena con la elección en el 2000 de George W. Bush y su 'troupe' de halcones que se empeñaron en cambiar el mapa de Oriente Próximo. Siria, Irak, cientos de miles de muertos y la crisis de los refugiados son las pruebas de su fracaso.

Tras los atentados del 11-S, los republicanos antepusieron la seguridad (y el negocio) a la libertad y los derechos humanos. La aprobación de la Patriot Act y otras leyes de excepción han permitido Guantánamo, las cárceles secretas, la tortura como método de interrogatorio y el espionaje masivo. Se han quebrado principios esenciales sobre los que se cimienta la democracia. La decisión de la UE de expulsar a los refugiados sirios hacia Turquía está en la misma frecuencia de inmoralidad.

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La victoria de Obama en el 2008 les apeó del escenario ofreciéndoles un 'casus belli'. Se organizó un frente contra el nuevo presidente en el que subyace un tufo racista. En estos ocho años, muchos republicanos han descendido unos cuantos peldaños en la escalera de la sensatez, lanzándose a campañas en las que se tildaba a Obama de musulmán y amigo de los terroristas. Creció el Tea Party, el troyano que ha devorado al GOP tradicional. Fox News, convertido en bandera, santo y seña del nuevo ultraconservadurismo, es la vía de transmisión de odio, sectarismo y radicalidad.

El desquiciamiento republicano, en el que hay honrosas excepciones, ha coincidido con la crisis económica mundial provocada por el descontrol de los bancos de EEUU agraciados por las desregulaciones de Reagan, Bush padre y Bill Clinton. La pérdida de millones de puestos de trabajo y el empobrecimiento general ha impulsado una nueva subclase social: los cabreados que han comprado el discurso inflamado de los telepredicadores. Trump triunfa en medio de este magma simplista; es la respuesta a la sinrazón, como lo es Marine Le Pen en Francia.

A Ted Cruz le han dado la puntilla las redes sociales, según el diario británico 'The Guardian'. No sé cuándo empezó a circular la gracia de que era 'el asesino del zodiaco', pero la idea ha terminado por calar. Según una encuesta en Florida, el 10% de los entrevistados están seguros de que Cruz y el asesino en serie son la misma persona; un 28% no está seguro del todo. El célebre 'asesino del zodiaco' aterrorizó la costa oeste de EEUU en los años 60 y 70. Nunca se tuvo certeza de su identidad. Lo que empezó como un meme ha terminado por ser un rodillo. La sociedad norteamericana, tan potente en muchas cosas, es vulnerable a la manipulación. La causa es la ignorancia supina, a menudo elegida: no les interesa casi nada fuera de su pequeño mundo autosuficiente.

DISCURSO FÁCIL

Trump ha sobrevivido a las críticas y las mofas. La gente le vota porque le considera un antisistema. Tiene un discurso fácil de asimilar, lleno de lugares comunes, más dirigido a las pasiones que al cerebro. Defiende, por ejemplo, la legitimidad de matar a la familia de un terrorista. Sus opiniones son tan imprevisibles y cambiantes que resultan inquietantes, sobre todo si se piensa en el botón nuclear.

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La plana mayor del Partido Republicano lleva semanas moviéndose entre bambalinas contra Trump. Los Bush se niegan a darle su apoyo, lo mismo que algunos senadores y varias figuras históricas. Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, se postula como alternativa. Se busca un golpe para desbancar a Trump en el último minuto. Ir contra las urnas sería una jugada de riesgo. El millonario ha amenazado con judicializar el proceso y bloquear la candidatura republicana. Dice que EEUU se convertirá en Argentina, algo que se supone es catastrófico.

Si esto sigue así, veo a los Bush y a toda su cohorte de patricios republicanos con la papeleta de Hillary Clinton en la mano. No sería una gran coalición, sino la muestra de que Hillary es, en el fondo y en la forma, una más de la familia.