El epílogo

El tiempo que es oro

ALBERT Sáez

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Elbanc del tempses un invento barcelonés que celebra su décimo aniversario. Se trata de una iniciativa tan simple como original: intercambiar el tiempo de acuerdo con nuestras profesiones y habilidades. Te paso dos horas de explicar cuentos a tus hijos a cambio de que me arregles el grifo de la cocina. Se trata de un invento que, por un lado, implica volver a la vieja economía del trueque. Pero, por otro, llena espacios que la opulencia occidental ha dejado vacíos. En muchas ocasiones el problema actual ya no es pagar el precio por determinados pequeños servicios, sino encontrar a alguien que quiera y sepa reparar un grifo sin cambiarlo. En estos casos, encontrar un convecino dispuesto a reparar antes de abrir en canal para amputar no es solo económicamente más asequible, sino, sobre todo, más práctico y agradable.

Una nueva economía

Elbanc del tempsse inscribe en una amalgama de movimientos sociales que pretenden cambiar el mundo a fuerza de cambiar las actitudes personales y no las estructuras sociales. Demasiado a menudo tenemos la tendencia a achacar los males del mundo a entes impersonales: los mercados, el consumismo, el sistema... Elbanc del temps,como el movimientoSlowo tantos otros, nos pone sobre la pista de preguntarnos en qué medida cada uno de nosotros con nuestras actitudes individuales conformamos el mercado y el sistema. La burbuja inmobiliaria es responsabilidad de los constructores, pero también de los compradores que empeñaron el dinero que no tenían. Y el mismo razonamiento podemos hacer con otras muchas cosas. Por ejemplo, el tiempo. Este banco se basa en última instancia en preferir hacer lo que me gusta sin cobrar antes que trabajar para ganar más dinero y pagar por lo que otros saben hacer. Cambio con gusto no pica, podríamos resumir.

Cuando hablamos de la nueva economía y del nuevo modelo productivo, hablamos de cambiar las estructuras políticas y económicas pero hay que ser consciente de que no lo conseguiremos si primero no cambiamos cada uno de nosotros personalmente.