Los recortes presupuestarios

Sanidad: así, no

El sistema de salud necesita una reordenación, pero no con estas formas y sin valorar las repercusiones

Sanidad: así, no_MEDIA_2

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ALBERT TOMÀS

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El bombardeo de recortes indiscriminados a que está sometida la sanidad catalana, solo con una finalidad económica y sin tener en cuenta las repercusiones en sus profesionales y en la población, supone una medida arriesgada que supondrá un deterioro global del sistema, con una precariedad laboral creciente y una pérdida de calidad y de servicios irremediable.

La actual situación viene precedida de un modelo sanitario heredado del antiguo Insalud, que los profesionales hemos situado como un referente de excelencia y de eficiencia reconocida dentro y fuera de aquí, a pesar de sufrir un déficit presupuestario crónico y unos de los salarios más bajos de nuestro entorno europeo en los últimos 20 años.

Ante estas circunstancias, me pregunto por qué la sanidad tiene que pagar los platos rotos de los despropósitos políticos de estos años y del derroche de caudales públicos por parte de los gestores que, sin ningún tipo de responsabilidad, han llevado a Catalunya a la ruina. Y lo más sorprendente es que este año el resto de las comunidades autónomas cumplirán con el déficit público sin tocar la sanidad.

¿Por qué, si un parque de bomberos no tiene salidas o un cuartel de los Mossos d'Esquadra no tiene actividad nocturna suficiente, a nadie se le ocurre cerrarlos? Sería someter a la población a riesgos innecesarios, pero en sanidad todo vale: se cierran centros de atención primaria (CAP) y quirófanos sin ningún miramiento y sin preocuparse de las repercusiones sanitarias y sociales que se puedan derivar. Tenemos un entramado social en el que el envejecimiento, el paro y la inmigración son el pan nuestro de cada día y estos recortes afectarán gravemente a estos grupos sociales.

¿Cómo se le ocurre al Institut Català de la Salut (ICS) obligar a sus 40.000 trabajadores a prestar dinero al 0% de interés, sin concretar los plazos de devolución, y al cabo de cinco días decir que estas medidas no son adecuadas y proponer un recorte de la paga de Navidad? ¿Es que no han pensado que detrás de estos profesionales hay familias, hipotecas y compromisos económicos?

¿Cómo puede ser que a finales de septiembre los hospitales de la red sanitaria concertada -conocida como XHUP- reciban un escrito del Servei Català de la Salut (CatSalut) en el que se les comunica que la parte presupuestaria a cobrar este mes queda reducida al 65% y que se intentará hacer un esfuerzo para poder pagar en el último trimestre de este año el 35% restante?

¡Qué desenfreno y qué improvisación! ¿Cómo es posible tanto disparate? Entiendo que estamos inmersos en una crisis profunda, que la crisis financiera global está llevando a España y a Catalunya a una situación nunca vivida, pero, por favor, cordura y responsabilidad. Sí, responsabilidad porque ustedes, los políticos-gestores, son los que planificaron e implementaron este sistema sanitario que hace aguas por todas partes. Los recortes que ahora se anuncian afectarán a los hospitales terciarios que son referencia para el resto de centros más pequeños. Si afectan a los buques insignia de los hospitales catalanes, ¿qué pasará con el resto?

Ahora bien, en ningún momento he percibido que adelgace la estructura de gestión del sistema, la patronal del sector, las gerencias territoriales, los consejos de administración de las empresas públicas sanitarias, las empresas sanitarias intermediarias y una serie de fundaciones y consorcios vinculados y financiados por la sanidad pública.

No cuestiono que el sistema público de salud necesite un proceso de reordenación, pero lo que pongo en duda son las formas y los tiempos, la falta de criterio clínico en la toma de decisiones y la poca valoración de las repercusiones de los recortes.

Es evidente que hace falta una reordenación basada en el territorio, la equidad, la sostenibilidad y la eficiencia del sistema sanitario público, con una atención primaria potente y resolutiva que descongestione la llegada de pacientes a los centros hospitalarios de referencia y con una red sociosanitaria solvente que ayude al drenaje de pacientes ingresados ¿¿en los hospitales.

Pero, para que todo esto sea posible, hay una primera premisa que se debe cumplir: el sistema sanitario debe trabajar con un programa informático común y una historia clínica única, con el fin de que toda la información fluya de manera ágil y eficaz entre cualquier centro sanitario público de Catalunya.

Solo así los médicos y demás profesionales sanitarios podremos hacer el seguimiento de los procesos clínicos, tanto hospitalarios como de atención primaria, y tener el control exhaustivo de la medicación de cada paciente para prevenir sobredosificaciones y efectos secundarios, así como para evitar la duplicidad de pruebas diagnósticas.

Para concluir, señores políticos. La sanidad no es culpable de sus desafortunadas gestiones a lo largo de todos estos años de democracia. Podemos mejorar el modelo y hacerlo más eficiente, pero no como se ha hecho hasta ahora. ¡Así no! 

*Presidente de Metges de Catalunya