Andà p'alla, bobo

Ese aval "desmedido" que no nos deja dormir

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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Perdóneme, pero me encantaría que leyese con detenimiento, sobre todo si es socio del FC Barcelona, este relato, para que, al final del mismo, usted, que es propietario del club, reflexione sobre si tiene o no que tomar alguna decisión. Decisión que puede ser a título individual, como ya ha ocurrido otras veces, o formando parte de algún colectivo.

En la primavera del 2021, Joan Laporta, antiguo presidente del Barça, del 2003 al 2010, empezó a organizar comidas, cenas, encuentros, charlas y fiestas, sin duda, para aglutinar a un grupo de amigos, eso sí, ninguno que le pudiera hacer sombra, para presentarse, de pronto, a las elecciones a la presidencia del Barça.

Su gran idea no era un programa y, mucho menos, un grupo de grandes profesionales, especialistas en todas y cada una de las áreas de gestión del club, sino una inmensa lona frente al estadio Santiago Bernabéu, en la que retó a los madridistas, liderados por el poderosísimo Florentino Pérez, que acabaría utilizándolo de espadachín contra LaLiga y la UEFA, con un “ganas de volver a veros”, que, ahora, es el meme más difundido de todos los tiempos.

Victoria arrolladora

El desparpajo, el ‘tarannà’, de Laporta lo convierte en claro vencedor, el 7 de marzo de ese año, con 30.184 votos frente a Víctor Font y Toni Freixa. Gana e, inmediatamente después, nos enteramos que, en efecto, no tenía nada más que su divertida y dicharachera personalidad. Cero. Ni programa, ni plan, ni relato, ni profesionales, ni directivos con ideas.

Bueno, sí, nos enteramos que tenía unos amigos, que pretendían ser directivos y acompañarle en la aventura, que, en la mayoría de los casos (él incluido, claro), no tenían ni dinero, ni liquidez, ni patrimonio (suficiente) para avalar los 124.651.950 euros que eran necesarios para tomar posesión de la presidencia y la directiva. Eso, por descontado, lo sabían mucho antes de presentarse, pero como Laporta le dijo a José Elías, dueño de Audax Renovables, “cuando salga elegido presidente, tendré cola de bancos para cederme el aval”.

Salió presidente, pero no tuvo cola de bancos, ni mucho menos. Es más, el único banco ‘amigo’ fue el Sabadell, que le pidió las mismas garantías que cualquier otra entidad bancaria, pese a la influencia de su cuñadísimo Alejandro Echevarría en la entidad de Josep Oliu.

Joan Laporta, el día que ganó las elecciones.

Joan Laporta, el día que ganó las elecciones. / JORDI COTRINA

La situación llegó a ser tan esperpéntica, es más, posiblemente debería haber provocado la anulación de las elecciones y la convocatoria de unas nuevas, que, en la madrugada del martes 16 al miércoles 17 de marzo, casi fuera de plazo, en una notaría de la Avenida Diagonal, de Barcelona, los 40 millones aportados por Elías y los 30 de una póliza que Jaume Roures garantizó al Sabadell, hicieron presidente a Laporta y directivos a sus amigos.

Hablo de ilegalidad porque intuyo, sospecho, que las leyes del Barça no permiten que alguien que no va a ser directivo avale a un directivo. El caso es que Elías y Roures anunciaron, como no podía ser de otra manera, que ellos no se harían cargo (también) de los gastos y/o intereses que generaba ese aval, pues Dios dijo hermanos, no primos. Dicen que la cantidad era, más o menos, 100.000 euros al año por directivo.

Préstamo sospechoso

Si no tenían dinero para avalar, tampoco tenían dinero para pagar esos intereses. Tal es así que todo el mundo sabe que muchas de las broncas de Laporta con sus ‘amigos’ de la junta han sido ¿son? porque algunos, demasiados, no hacían frente a esos pagos. Es más, Manana Giorgadze, ‘la presidenta’, la jefa de gabinete de Laporta, aún persigue a los directivos para que paguen.

¿Solución?, busquemos una palanca más, pero ésta para nuestro beneficio y/o tranquilidad personal. Para poder dormir, vamos. Pidamos un préstamo a alguno de nuestros clientes, garanticémosle que le daremos algo a cambio y así podemos pagar los intereses del aval, al menos durante unos meses. El Periódico acaba de demostrar que la compañía ISL Fútbol Limited Liability Company ingresó en la cuenta mancomunada de la directiva 350.000 euros de préstamo y, poco tiempo después, el Barça le otorgaba la organización de dos suculentos partidos amistosos.

Joan Laporta y parte de su equipo dirigente, en Nápoles.

Joan Laporta y parte de su equipo dirigente, en Nápoles. / EL PERIÓDICO

Y llegados hasta aquí, querido socio, díganme que se creen la explicación del club: una, el aval es “desmedido”, ya, sí ¿y?, lo sabían cuando empezaron sus divertidas cenas en S’Agaró, en la primavera del 2021; dos, a esto se llama “ayudas sin compensación” (¿sin compensación?, porque lo dicen ustedes ¿no?, ya, sí) y, tres, hemos ido reduciendo nuestra relación mercantil con ISL.

Es decir: blanco y en botella. Ustedes, que ya utilizaron el dinero ajeno, el dinero de otros, el aval de dos megarricos externos, para acceder a la presidencia y al palco sin avalar, a continuación, como tampoco tenían dinero para hacer frente a los gastos de ese aval, utilizan, de nuevo, el dinero de otros, para abonar los intereses bancarios de ese "desmedido" aval.

Aquí paz y, después, gloria. ‘Soci’, usted mismo, pero, por favor, recuerde la mítica frase de Edmund Burke, escritor y pensador irlandés: “Para que los malos triunfen, solo se necesita que los buenos no hagan nada”.

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