Al rescate

Y lo peor es que nadie tiene un plan. Metidos en la centrifugadora de la reacción, del rechazo, de la hipérbole de los errores/fallos/fracasos del otro, ni hay un proyecto de España obstinado en rasgar la negrura que nos envuelve, ni hay una posibilidad real de conseguir, al menos a corto plazo, la independencia de Catalunya. Solo unos tribunales con alma de salvadores de la patria y unos CDR con ánimo revolucionario tienen claro su papel. Ambos convertidos en vasos comunicantes de la discordia. A mayor exceso judicial, más y más personas se sienten legitimadas para dar una patada al tablero. La herida del 1-0 ha lastimado a cientos de miles de catalanes. Y el revés del tribunal alemán ha sido un zarpazo para el español. Mal vamos con tantos heridos si la política no sale al rescate.

Difícil imaginar que el bálsamo provenga de un PP que ha arrastrado al Estado en su involución ideológica. Tampoco de un Ciudadanos que juega peligrosamente con los nacionalismos. O de un PSOE agarrado a la tibieza. O de un Podemos que no consigue superar una frustración que, lejos de reconocer, disfraza de falso triunfalismo. O de unos independentistas que, paralizados por sus desavenencias y errores, ya solo se alimentan de los excesos de Rajoy...  Y, sin embargo, no hay nadie más. O los ciudadanos exigimos soluciones pactadas o la clase política no superará su incapacidad. Abonar la crítica y la venganza solo nos conducirá al desastre.