Ventana de socorrro

Ponerse a la cola

Reconforta ver que hay chicos y chicas que juegan a deportes de equipo no solo por ganar

ÁNGELES GONZÁLEZ-SINDE

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Mi sobrino juega a waterpolo. No es un deporte fácil, porque haga frío o calor, llueva o truene, hay que quitarse jersey y abrigo para zambullirse en el agua a nadar y nadar durante horas en un entrenamiento monótono que solo después de muchos kilómetros disfrutas en compañía.

Incluso puede ocurrir que tu equipo, a pesar de tanto y tan duro entrenamiento, esté en la parte más baja de la tabla. Entonces hay todavía más razones para admirar a esos chicos. Y es que, para que alguien esté en la cima, son imprescindibles los colistas. Es indispensable para el sistema que los que nunca han sido campeones no se rindan, no tiren la toalla, ni el gorro ni las gafas, y cada domingo sigan presentándose en las piscinas de los adversarios aunque intuyan que, con bastantes probabilidades, volverán a perder.

¿Por qué sigues jugando -le pregunto- si probablemente perdáis? ¿Cómo juntas la fuerza? Y él me contesta muy rápido: «Por los compañeros, porque no puedo defraudarles; porque cada partido es distinto y no sabes cómo estará el contrario; para hacerlo mejor que la vez anterior; porque se puede perder por mucho o por muy poco y no es lo mismo; porque se pasa bien juntos». Es muy joven, pero ya sabe que todos son necesarios, que cada uno tiene defectos pero también alguna habilidad que aportará al conjunto y que esa suma es lo que cuenta, no las individualidades sino la foto global de tantas voluntades combinadas. En el deporte bien entendido todos son necesarios: los altos, los bajos, los fuertes, los flacos, los guapos, los feos, los lentos y los rápidos, siempre y cuando se encuentre el modo de incluirles y de que sientan que sus acciones tienen un significado para sí mismos y para los demás.

En una sociedad que nos orienta al éxito a toda costa, que excluye al que pierde, reconforta saber que hay chicos y chicas que se resisten y juegan no solo por ganar, aunque eso sea importante, sino porque se sienten parte necesaria de un todo. Saben que cuando se gana como cuando se pierde, gana y pierde todo el equipo. Como en la sociedad.