AL CONTRATAQUE

No es país para Dastis

Si por trabajo, amor o el ministro Dastis, tuviésemos que elegir 'libremente' otro país, ¿cuál sería? Cuidado porque la elección no es nada fácil

El ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, saluda a su homólogo británico, Boris Johnson, ayer en Bruselas,

El ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, saluda a su homólogo británico, Boris Johnson, ayer en Bruselas,

XAVIER SARDÀ

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La cuestión es simple. ¿En qué país nos gustaría vivir si tuviésemos que vivir en otro país? ¿Cuál es nuestro segundo mejor país? Si por trabajo, amor o el ministro Dastis, tuviésemos que elegir 'libremente' otro país, ¿cuál sería? Cuidado porque la elección no es nada fácil. Año nuevo, país nuevo. De todas formas, si no tenemos claro cuál es nuestro país 'alter ego', siempre nos queda la posibilidad de imaginar uno hecho con retales y buenas intenciones. Perdón por la pésima prosodia:

Imagino un país en el que los futbolistas fueran mileuristas y por sus goles tan solo malabaristas. Un país en el que los tipógrafos hablasen y los portavoces callasen. Un país en el que los agentes de bolsa no tuviesen bolsillos ni amiguillos los gerentes de empresa. Un país en el que los dentistas fuesen menos postizos y los criminólogos tan solo historiadores.

Imagino un país en el que la física teórica fuese el tema predilecto de la prensa rosa y la teoría de las cuerdas desfilase semidesnuda en la Fashion Week. Un país en el que los logopedas enseñasen a estar en silencio y los oculistas a ver tres pies al gato. En el que los electricistas tuviesen por fin un 'largocircuito' y los corruptos un corto metraje.

VIVIR SIN RED

Un país en el que los actores no pierdan los papeles ni los notarios la fe. En el que los informáticos nos enseñen a vivir sin red y a dar el callo los podólogos. Un país en el que los traductores 'destradujesen' el 'Mein Kampf' y tanta excreción derivada.

Imagino un país en el que criticar se considere patriótico, discrepar saludable y provechoso reprobar las vigorosas mentiras de los que mandan. Un país en el que para estar bien con todo dios, tuviésemos religiones cambiantes cada dos años.

'DESMIRARSE' EL OMBLIGO

Imagino un país que inventase el nuevo Google, el nuevo Facebook y el porvenir, desmirándose el ombligo y currándose el chispazo. Un país con el diccionario siempre en remojo, las tesis rehogadas y ciertas palabras pertinentemente decantadas.

Un país con jueces y fiscales que estudiasen en los penales, los policías en andurriales y fuesen los pobres robagallinas expertos en derecho y avales.

Un país que no olvidase que lleva sangre de celtiberos, endocardios cartagineses, médula griega, alveolos romanos y mirada musulmano-visigótica. Un país en el que nadie se negase a aceptar refugiados. 

Resulta enojoso comprobar cómo los países se convierten en pura estadística y forman parte de listas prácticamente infinitas. Por cierto, los más ricos son Qatar, Luxemburgo, Singapur, Brunéi, Kuwait, Emiratos Árabes y San Marino. 

Los cinco países con mayor natalidad son Níger, Malí, Uganda, Zambia y Burkina Faso. Países con más obesos: China, Estados Unidos, Brasil, Rusia, India y México. Elegid bien. Buen año.