Es la hora de Badalona

JORDI SERRA

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Elsentimientodemuchos y cada vez más badaloneses seexpresaestos días cuando cualquierresponsable políticoo concejal de laoposición camina por las calles de la ciudad. Muchos ciudadanos se nos acercan y nos interpelan con expresiones del tipo: "hay quehacer algo", "esto no puede continuar así", "no nosmerecemoslo que está pasando"... Lo que hace unos días era un deseo, se está convirtiendo en una exigencia.

Y que es loqueestá sucediendoenBadalona? ¿Por qué estamos llegando a esta situación? Pues porque en unos momentos especialmente duros para muchas y muchas familiasterriblemente golpeadaspor la crisis, cuando la cifra del paro se disparó a cuotas históricas y el tradicionalcolchónfamiliar que ayudaba asoportarestas situaciones está al límite, tenemos ungobiernomunicipal en franca descomposición, totalmenteparalizadoen su acción de gobierno y rodeado por los escándalosy los casos depresunta corrupciónque un día sí y otro también aparecen en los medios de comunicación. Un gobierno tan preocupado por sus problemas que no tiene tiempo ni ganas de preocuparse de los problemas de una ciudad que, cada día, con el PP, estáperdiendo oportunidades culturales, sociales y económicas.

Un año y medio después de que el PP asumiera la alcaldía de la tercera ciudad de Catalunya el panorama no puede ser más desolador; más parecido a laMarbelladeJesús Gilque a la ciudad honesta y trabajadora que siempre ha sido. Albiol llegó a la alcaldía con un discurso que mezclaba la xenofobia más delirante -por este motivo se deberá sentar en la bancada de los acusados, donde deberá responder a una acusación de incitación al odio- con un populismo construido a base de mentiras y falsas promesas.

De lo primero tendrá que responderante la justicia, de lo segundo vive ahora prisionero. Prisionero de unoslibros gratuitosque no llegan nunca, de unospisospretendidamentesocialesque terminan siendo un terrible engaño, de una inseguridad ciudadana desbocada y de tantas y tantas cosas que harían interminable la lista. Y, lo que es peor de todo, con el aroma de lacorrupciónsobrevolando la ciudad.

Lo que le sirvió para ganar las elecciones, la xenofobiay lamentira, es precisamente lo que hoy leincapacitapara gobernar y gestionar la ciudad. Curiosamente, a diferencia de nuestros ciudades vecinas -Santa Coloma y Sant Adrià-, Badalona no tiene representación de Plataforma per Catalunya en nuestro consistorio; enSanta Coloma, con un 8% del voto, sacaron tres concejales y enSant Adrià, con un 6%, sacaron uno, pero en Badalona sólo fueron capaces de sumar el 1,5% del electorado. Los votos de laextrema derechay la xenofobia encontraron una cómoda acogida en la propuesta del PP y le sirvieron para sumar los tres concejales que le dieron la victoria, en una ciudad donde el partido gobernante, el PSC, sacómás votos que en laselecciones anteriores.

Precisamente, por todo ello, desde laoposición debemos sercapacesde daruna salida a la ciudad. En Badalona otro gobiernoesposible. Un gobierno construido a partir de los anhelosde losvecinos y elentramado social de la ciudad, y desde laresponsabilidad y la unidadde todos los grupos políticos.

Un gobierno que gobierne en interésde los ciudadanos deBadalona. De todos, no de una parte. El tiempo corre y los grupos de la oposición,PSC,CiUeICV-EUiAhemos demostrado que si compartimos el diagnóstico debemos ser capaces de construir la solución. No es el momento de estrategias, cálculos electorales o partidistas. Es el momento de laresponsabilidad. Es el momento de Badalona.