AL CONTRATAQUE

España y las sombras de Grey

Es increíble, todos unidos gracias al marqués de Sade, el 'bondage' y el dale que te pego

XAVIER SARDÀ

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Se ha estrenado 'Cincuenta sombras de Grey' y el éxito de  taquilla está asegurado. Disparidad de opiniones y una cierta decepción por parte de quienes han leído el libro. Al haberse producido tantísima expectación previa, pasa que luego la carne casi siempre es más triste. Al leer un libro cada cual le añade sus especias y menudillos. A  la hora de la verdad, nuestra propia versión contrasta con la cinematográfica. Normal. Pero el éxito será  brutal.

Vamos, que  una película sobre una relación masoquista puede unir a los catalanes mucho más de lo que lo hace la política. El éxito asegurado de 'Cincuentas sombras de Grey' implica que en una misma sala de cine habrá soberanistas, federalistas, convergentes, socialistas, de Unió, peperos, de  Podem, de Ciutadans... Es increíble, todos unidos gracias al marqués de Sade, el 'bondage' y el dale que te pego.

Quién sabe si se establecerán relaciones sado mixtas, si gracias a los arneses y la fusta Oriol Junqueras Alicia Sánchez-Camacho pasarán tardes inolvidables. ¿Imaginamos  a Duran Lleida arreándole de lo lindo a Artur Mas con unos amarres? ¿Y a Joana Ortega con antifaz poniendo en solfa a Albert Rivera? Quiere decirse que el sexo fuertecillo, miren por dónde, nos une. Quién nos lo iba a decir en esta época de fragmentaciones sociales y alejamientos legales. Todos unidos en el patio de butacas de los cines. Ni 'L'endemà' ni  puñetas: las bolas plateadas.

Para los ciudadanos anónimos la opción de ligar con el adversario poniéndole las esposas va también más allá de toda fantasía imaginable. Anillo vibrador y vamos, que nos vamos. Por no hablar de  la vicepresidenta galopando agarrada a la coleta de Pablo Iglesias, tickler en mano...

Ilusión dialéctica

En política también se dan ilusiones y expectativas. Están ilusionados los soberanistas y lo están los votantes potenciales de Podemos. Los unos contra España, y contra la casta los otros. Es una ilusión dialéctica  con un contrario al que batir. De hecho, tiene también algo de fantasía sexual, al perseguir un clímax  a partir del cual todo será distinto y mejor.  Es una película  a la que no estamos  invitados aquellos que no sentimos el ensueño del encontronazo y el chisporroteo  político. Hay un sector de ciudadanos anticuados que preferimos convivir con lo que nos une a jugar al rompe y rasga.

Ortega  hablaba de la "conllevanza" entre los españoles como única opción existente de paciente convivencia. Podríamos cambiar  el término. Teniendo en cuenta que lo único que en realidad nos une a todos en un patio de butacas es el sexo, hablemos a partir de ahora  de la 'copulollevanza', que siempre anima más y distrae un rato. ¿Y si una España mejor follada fuese más tratable? Una ama y libre.