UNA NUEVA ETAPA

Esos hombres imperfectos

Sánchez, Iglesias y Torra. De repente, tres hombres lastrados se antojan imprescindibles

Pedro Sánchez saluda a Pablo Iglesias en el hemiciclo del Congreso tras el debate de la moción de censura.

Pedro Sánchez saluda a Pablo Iglesias en el hemiciclo del Congreso tras el debate de la moción de censura. / periodico

Emma Riverola

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Pedro Sánchez, presidente. Él, el hombre rescatado por el aliento de los militantes, el político sofocado por el poder económico y mediático, el que andaba desmayado en las encuestas, el que utilizaba armamento tan pesado contra Quim Torra que parecía un náufrago gesticulando para hacerse visible.

Pablo Iglesias entona el ‘Sí se puede’ en el hemiciclo. Él, el hombre perdido en un chalet cimentado en las contradicciones, el político que salió de la calle y que demasiado pronto cerró la puerta del despacho, el que ha ido convirtiendo a compañeros en seguidores o proscritos, el que parecía haberse convertido en una caricatura de sí mismo.

Quim Torra, presidente de la Generalitat. El político perseguido por el eco de sus pensamientos. El elegido por un hombre que aún se cree relevante. El votado por pura resignación.

De repente, tres hombres lastrados se antojan imprescindibles, situados en una posición de especial relevancia. Sánchez arrastra sus veleidades. Iglesias, sus contradicciones. Torra, sus dislates. Probablemente, los tres comparten un cierto egoísmo, el que les ha animado a seguir adelante a pesar de las voces que les conminaban a ceder.

Son tres hombres imperfectos. Y lo saben. Por ello, las intervenciones de los tres durante las últimas horas han estado teñidas de prudencia, de humildad. Sabedores de que tienen que hacerse perdonar anteriores faltas. Puede que no pase nada, que el aire siga siendo de plomo. Una masa pesada que asfixia, cercena oportunidades y cava trincheras, pero se ha abierto una rendija por la que se cuela algo de aire fresco y eso ya es motivo de alegría.

Porque como dijo en el Congreso Lucia Martín, diputada de En Comú Podem: "Estamos hartas, hartas, de la agresividad, del cuanto peor, mejor, de las tensiones que erosionan nuestros vínculos, porque si algo nos ha enseñado el feminismo es también la importancia de los afectos y de saber entender que en las diversidades están nuestras fortalezas". Pues eso, que el feminismo también ilumine a esos hombres imperfectos.