La rueda

La Eivissa de mis veranos

La población de la isla debería beneficiarse más, vía impuestos, de la presencia del turismo

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CARLES SANS

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He vuelto de Eivissa, esa maravillosa isla en la que paso mis veranos más felices desde hace casi 20 años. La Eivissa que siglos atrás fue de pobres, ahora la visitan los más adinerados y famosos del planeta. Hace no muchos años la charteaba un turismo chabacano que acampaba en Sant Antoni con el objetivo de vivir con excesos unos días de pastilleo, discoteca y playa. Aquella Eivissa resultadista y barata va desapareciendo gracias a que, de unos años a esta parte, ha habido un cambio radical en la orientación que han dispuesto algunos empresarios de la isla, con lo que para las grandes fortunas del mundo Eivissa se ha transformado en una referencia mundial de la fiesta, el paisaje y la gastronomía. La calidad de los servicios se ha adecuado a la exigencia de un cliente exclusivo, que pide lujo, a veces rayano en lo hortera, pero que deja mucho dinero.

Es una isla que se debate entre los que piensan que esta situación es positiva y los que consideran que es el principio del fin. Y es que entre junio y octubre la isla se convierte en el centro del exceso, el derroche y la ostentación. Y eso, que podría parecer beneficioso, no es suficiente para los ibicencos. Es un hecho que la mayoría viven del turismo, pero podrían beneficiarse, pienso yo, aún más del éxito turístico. Ecotasa aparte, el Consell debería intervenir mediante alguna forma de impuestos que repercutieran aún más en la obra pública, la sanidad o la protección ecológica de la isla. Según datos del 2013, la capital de Eivissa ocupa el puesto número 10 de renta per cápita entre las ciudades de Baleares, una clasificación muy baja habida cuenta del dinero que se genera en ella. Joan Lluís Ferrer, periodista del Diario de Ibiza, dice en su libro Ibiza, la isla de los ricos no poder obviar que a 200 metros de donde se ubica el comedor de Cáritas vive un mundo de excesos de una Eivissa, y eso lo digo yo, algo desequilibrada.