INTANGIBLES

El disputado voto de las cláusulas suelo

JESÚS RIVASÉS

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Mariano Rajoy cerró el 2016 con el anuncio de que está dispuesto a que la legislatura dure cuatro años. Algunos ministros, sin embargo, desde la fidelidad más absoluta al marianismo, ponen sordina a esos plazos. En cualquier caso, ya no depende sólo del inquilino de la Moncloa, aunque él sigue en el poder y es quién tiene más margen de maniobra. Por eso todos quieren tener permanentemente engrasada la maquinaria electoral y, sobre todo, evitar errores hagan perder votos.

La solución para los afectados -ahora beneficiados por la sentencia del Tribunal europeo- por las cláusulas suelo cobren pronto quizá no dé votos, pero puede quitarlos si no se agiliza todo. Por eso, PPPSOE y todos los partidos -más allá de sus propias crisis- pretenden apuntarse el tanto de lograr que los afectados cobren lo antes posible. Sin embargo, de momento ya han tropezado y ante la falta de acuerdo de unos y otros no habrá una solución global por lo menos hasta el 13 de enero.

El objetivo de todos es alcanzar un acuerdo para que los bancos "voluntariamente" y sin nuevos requerimientos judiciales devuelvan los cobrado de más. Una de las fórmulas barajadas consiste en que los afectados con hipotecas todavía en vigor vean reducidas sus cuotas futuras en la misma cuantía de lo pagado de más. Quizá sea la opción más práctica. Las entidades financieras no tendrían que rascarse el bolsillo físicamente y los beneficiarios eludirían vérselas con Hacienda y devolver lo que en su día se desgravaron de más. El resto, quiénes ya han liquidado sus hipotecas, recibirían el dinero de golpe, pero una parte se la reclamaría el fisco.

La solución debería llegar pronto y ser de fácil aplicación. La alternativa consistiría en que los afectado reclamen vía judicial -uno por uno o por grupos- la devolución de su dinero, pero prolongaría bastante todo el proceso en el que saldrían beneficiados los despachos de abogados que llevaran los asuntos, muchos de ellos los mismos que se especializaron en la batalla de las preferentes hasta que un acuerdo global les dejó sin ese negocio.  

El asunto, además, como apuntan entornos gubernamentales, abre la espita para cuestionar aspectos de la fe pública española y cómo, por ejemplo, los notarios explican a sus clientes qué firman y sus consecuencias. Hay de todo, como en botica. Desde quiénes cumplen su función con pulcritud, aunque luego los clientes aleguen ignorancia, hasta un notario de la costa mediterránea que reclamó a su banco por su propia cláusula suelo por opacidad. La jugada le salió mal, porque en el banco le espetaron que si era así, cómo había dado fe pública de cientos de hipotecas con esa cláusula. No volvió a reclamar, paga sus cuotas a tiempo y no está claro que ni tan siquiera pueda reclamar algo ahora. Como siempre, hay muchos matices que, además, se enredan por la pugna política porque están en juego los disputados votos de los afectados por las cláusulas suelo.