SEGUNDO DESASTRE DE LA TEMPORADA

Cuando los leones se comen a los gladiadores

El Barça no tuvo opción alguna de conseguir el gol que le hubiese metido en las semifinales de la Champions

Daniele De Rossi y Alessandro Florenzi celebran el triunfo de la Roma.

Daniele De Rossi y Alessandro Florenzi celebran el triunfo de la Roma. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Ya los oigo: se veía venir, ya lo decía yo. Me lo veo venir: a Ernesto Valverde le dio un ataque de Unai Emery. Se siente, se siente: ¿dónde estaba Messi? Me lo temo: nadar, nadar y nadar para morir en la orilla de Europa, en la playa del Real Madrid. Lo leo: ¿no aprendimos de lo ocurrido en campo del PSG? ¿no nos acordamos de Turín? Ya veo el primer meme: AD10S. ¿Será casualidad que el jogo bonito de Manchester City y Barça hayan caído la misma noche?

Ya lo decía la portada de ayer de La GazzettaMission impossible. Siempre creyeron. Incluso en el Camp Nou.

Es más, vistos los dos partidos, pudo pasar el Barça, sí, claro, cómo no, pero la Roma fue un equipo que jamás, jamás, le quitó la cara a la posibilidad de merecer el pase. Todo el mundo tuvo la sensación, en el Camp Nou, que los romanos, de la mano de Eusebio Di Francesco y Ramón Monchi, que ejerce su primer milagro, habían merecido un mejor resultado que el 4-1.

El Barça de la Supercopa

Esa misma sensación debió de haber calado en el vestuario azulgrana. Cierto, nadie en las catacumbas del Barça pronunció, nunca, la palabra triplete, pero la impresión de que era posible se podía palpar con más ilusión que juego, cierto, pero con un montón de estadísticas sobre la mesa que anoche estallaron ante los ojos de millones de culés, que, desde cualquier rincón del mundo, pasaron vergüenza al ver que, de pronto, pasados casi ocho meses, vuelve a aparecerel Barça de la Supercopa, que el récord de la Liga, Copa y Champions habían enterrado.

Ya los oigo: hay que quemarlo todo, esta eliminación es tan lamentable, tan dolorosa, tan impropia de un equipo del nivel del Barça que, incluso, ensuciará (para algunos, para muchos, ¿para todos?) la más que posible (¿o hay quien vuelve a dudar?) conquista de la Liga y hasta la celebración de la Copa. Porque, sí, visto lo visto anoche, el culé, incluso el más enfermizo, el más creyente, tiene derecho a dudar. El Barça de anoche puede, perfectamente, no ganar un partido más en lo que queda de temporada, porque anoche nunca pudo marcar el gol que necesitaba.

Recordando el 2009

No nos engañemos, la Roma era, en efecto, el equipo ideal para jugar estos cuartos. De ahí que la derrota, la goleada, la eliminación sea más dolorosa y sangrante porque, en efecto, no es lo mismo caer en cuartos frente a un equipo como la Roma, que ser eliminado en semifinales por el Madrid, la Juve, el Liverpool, el Sevilla y/o el Bayern.

Y ha sido, precisamente, en el Olímpico de Roma, el escenario en el que, en mayo del 2009, Pep Guardiola motivó a su equipo para aquel gran triunfo con un video estremecedor en el mezcló pequeñas hazañas de cada uno de sus futbolistas con escenas de la película Gladiator y el Nessun Dorma del acto final de la ópera Turandot. Anoche, los leones se comieron a los gladiadores.