De cómo se roba a los pobres

¿Qué esperaba el señorTodó,expresidente de Catalunya Caixa, que pasara durante su comparecencia en el Parlament el pasado lunes? Cualquiera diría que le sorprendió que se le pidieran explicaciones. Ni preocupación reflejaba su expresión en todo momento sonriente, ni parecía entender las tragedias de las que le hablaba el diputadoFernández.A la pregunta de si sabía cuánta gente había desahuciado su entidad,Todódice no terminar de tener las cifras. O el señor Todó no siente ningún tipo de compasión por la catástrofe que supone quedarte sin casa y endeudado de por vida o para él este padecimiento solo son números y más números o simplemente que estos problemas ya no van con él y se los quita de encima con la respuesta que le acaba dando al dirigente de la CUP cuando este le llama ladrón; «me permitirá que no conteste». Pues creo que este es un lujo que no se debería permitir, lo menos que podría hacer es contestar, disculparse, mostrar algún tipo de sensibilidad por las casi 80.000 personas que ha dejado en la ruina. Alguien debería conducir al señorTodóy a cualquier otra persona implicada en la gestión bancaria por las cloacas de la realidad. Que se miren a la cara a los afectados por sus decisiones. Que miren a los ojos a esta señora que ha gestionado con milimétrica precisión su economía, que la mire a los ojos y le explique cómo puede ser que ahora no tenga ni un duro.

Si fueran dignos, estos que han cobrado indemnizaciones millonarias devolverían el dinero y lo repartirían entre sus víctimas. Pero, ¿cómo debemos esperar que sean dignos los mismos que se dedicaron por sistema a robar a ancianas confiadas y ahora las tratan como especuladoras? Y ya se sabe que de eso, de la dignidad, no venden en los grandes almacenes.