El relato dominante en los medios públicos catalanes

La Catalunya agraviada

Resulta vomitivo el discurso de Empar Moliner, que instrumentaliza un tema sensible como la pobreza

ilustracion de joan vila

ilustracion de joan vila / periodico

JOAQUIM COLL

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Días atrás, la que se autocalifica como «escritora-payasa»Empar Moliner, quiso llamar la atención con la quema de un ejemplar de la Constitución en un programa matinal de TV-3. Por fortuna, la libertad de expresión permite este tipo de gestos incendiarios. Otra cosa es que se hagan en un canal público y con la complicidad de sus responsables, que en este caso tuvieron que pedir disculpas y retirar el vídeo. Para empezar porque violenta la ley catalana de la comunicación audiovisual que exige a los medios «la promoción de la convivencia cívica» y el «respecto por las diversas opciones políticas». Pero lo grave no fue la gestualidad en sí, sino todo el discurso que Moliner desarrolló en su indignada intervención reclamando, además, la atención del público infantil. Reclamando su solidaridad con los catalanes pobres a los que el maligno Tribunal Constitucional, presentado como la encarnación de la España reaccionaria e inquisitorial, va a dejar sin suministro energético para que pasen frío al anular un decreto de la Generalitat.

EFECTOS PRÁCTICOS

Sorprende que Moliner no hiciese ningún reproche al Govern y no explicase que ese decreto del 2013 era ambiguo e ineficaz, como en su día criticaron las entidades del Tercer Sector, pues solo aplazaba unos meses el pago de los consumos. En su 'show' televiso, la «escritora-payasa», militante de la causa separatista, acusó a los partidos de la oposición de «silencio cómplice». Estos le recordaron que la ley de julio del 2015 que el Parlament aprobó por unanimidad sobre medidas urgentes en el ámbito de la vivienda y de la pobreza energética, está plenamente en vigor y que la decisión del TC no cambia nada a efectos prácticos. También que la Generalitat no está poniendo demasiados esfuerzos ni recursos en su desarrollo.

España es el cuarto país de la UE con más desigualdad económica y ocho de cada diez niños pobres difícilmente podrán salir de esa situación cuando sean adultos, afirma el último informe de Cáritas. En Catalunya la situación es igualmente grave. Por eso resulta vomitivo el discurso de Moliner, que instrumentaliza un tema tan sensible, sin aludir, por ejemplo, a la responsabilidad social de las compañías eléctricas. Más reprobable aún cuando quien está soportando los pagos de las facturas de las familias pobres son los ayuntamientos, y no la Generalitat, que utiliza este asunto para revestir el 'procés' de contenido social.

La actuación de Moliner no es un hecho aislado, entronca con el discurso del agravio que practica de forma sistemática el nacionalismo desde los tiempos de Jordi PujolComo ha explicado el historiador Roberto Fernández, rector de la Universitat de Lleida, el agravio es un estímulo constante para la conformación identitaria y la estrategia diferencialista, sirve para hermanar a los ciudadanos en torno a un sentimiento de comunidad y resulta un poderoso incentivo para la movilización individual y colectiva. La visión agraviada, tanto del presente como del pasado histórico, refuerza la idea de un conflicto permanente entre Catalunya y el Estado español.

El nacionalismo ha logrado que una parte considerable de la elite social, la clase política, la intelectualidad y casi la mitad de la sociedad catalana viva como agravio la actuación del Estado al que pertenece. Ese «sentirse agraviado» que manifiestan muchos catalanes es una construcción ideológica. Se sustenta en algunos hechos reales, porque en los periodos antidemocráticos se ha negado o perseguido la pluralidad lingüística, identitaria y cultural de España, pero hoy el sentimiento de agravio se ha transformado en un 'modus operand'i que los nacionalistas utilizan para conservar el poder y propagar el secesionismo.

ACENTO EN LA DIFERENCIA

Los manuales escolares de historia y muchos libros divulgativos que se han publicado los últimos años en Catalunya inciden enormemente en el discurso del agravio. Se pone el acento en la diferencia, la particularidad, la excepcionalidad, la confrontación y el enfrentamiento con el Estado español. Por desgracia, este tipo de textos no hacen más que reflejar el giro de buena parte de la historiografía catalana hacia una mirada retrospectiva con el objetivo de legitimar las políticas nacionalistas.Lo explican bien el catedrático Gabriel Tortella junto a otros tres historiadores en el libro 'Cataluña en España.  'Cataluña en EspañaHistoria y mito'(2016), en el que trazan un relato de la notable participación catalana en el devenir histórico español y refutan con rigor las versiones sesgadas del nacionalismo. El correlato mediático del discurso del agravio fabricado por los intelectuales se traslada a mucha de la programación de TV-3, también a sus documentales históricos, y, en un salto de escala, a la agitación propagandística que periodistas como Moliner efectúan a diario, incluso hasta cuando se preocupan de los pobres.