Al contrataque

Bruce y la Copa

Bruce Springsteen, en un concierto en el 2013.

Bruce Springsteen, en un concierto en el 2013. / EA/gs/HK

MANEL FUENTES

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Vivimos en un país tan raro que hablamos más de titiriteros y sedes para albergar la final de Copa que del 'caso Púnica' o de Rita Barberá, si es que se pueden considerar casos separados. En el tema de los titiriteros, lo más vergonzoso fue la desmesurada reacción inicial de la justicia, la sobreactuada indignación de propios y extraños, y sobre todo la constatación de que los gobiernos no saben qué contratan. Ni lo saben ni les importa.

Al funcionario público y registrador de la propiedad Mariano Rajoy, hoy todavía presidente en funciones, le importó un bledo que Felipe VI le encargara formar gobierno. Entonces ni lo intentó. Como sabía que iba a fracasar, no dudó en dejar en mal lugar al Monarca. Como tampoco dudó en presionar a la Casa Real para que en el cese de Artur Mas como presidente de la Generalitat no constase el protocolario y educado agradecimiento por los servicios prestados. Vamos que tras Urdangarín y la infanta Cristina, Rajoy es el tercer ciudadano español que más ha contribuido a desgastar a la Corona en los últimos meses.

Y por si faltaba algo, el Sevilla y el Barça buscaban sede para la final de Copa y al señalar el Bernabéu, se generaron de nuevo anticuerpos y sobreexcitaciones estúpidas, sin importarle a nadie el respeto institucional. La sede de una final es neutra. Solo desde la mezquindad y la pequeñez se le puede pretender dar un simbolismo especial. El Madrid fue pequeño cuando se opuso a que el Barça jugara en su estadio aduciendo obras en los lavabos por miedo a no se sabe qué, y ahora la cosa llevaba el mismo camino.

UN MÍNIMO DE COMPOSTURA

Y aquellos culés que querían vender la profanación del Bernabéu también se salían por peteneras. La final se jugaba contra el Athletic entonces y contra el Sevilla ahora. No contra el Madrid. Son detalles que alimentan pitos y broncas, pero siempre hay gente dispuesta a usarlo todo para sus guerras particulares. Y si la Copa es del Rey y participas, pues a mostrar un mínimo de compostura.

No sé como habrá sido la cosa, pero Bruce Springsteen tenía que actuar en Barcelona el 21 de mayo, y al final lo hará ese día en el Bernabéu. Sin Bruce, Florentino Pérez se hubiera quedado sin excusas para repetir su velado veto, o sea que la oferta para cambiar de fecha en Barcelona debe haber sido más que buena para variar el calendario de la gira.

Y así con este negociado de tapadillo al final todos ganan. Springsteen ha sido centro de atención y salvación para más de uno. Con lo que sus conciertos, y el de Madrid sobre todo, se van a vender como lo que van a ser: un superéxito. Ahora bien, si más de una vez su nombre ya sonó para el Príncipe de Asturias, hoy Princesa, ahora se lo deben dar sin demora. Aunque no lo viniera a recoger. Que para todo hay tacticistas y amantes del cálculo interesado.