TRIBUNA

Decidimos decidir

Ninguno de nuestros anhelos será posible si no construimos mayorías transversales

Manifestación de la ANC en la Diada del 2012.

Manifestación de la ANC en la Diada del 2012. / periodico

GABRIEL RUFIAN / JOAN TARDÁ

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Hay que volver, una y otra vez, con paso firme y decidido, con tenacidad y una sonrisa. Este Onze de Setembre volvemos a tener una cita en la calle, para hacer oír nuestra voz y exigir a nuestros gobernantes, de aquí y de allí, que escuchen la voz del pueblo y que actúen en consecuencia. A los de aquí les hemos de recordar que han obtenido un mandato democrático y que esperamos su cumplimiento, y que al mismo tiempo deben sentir nuestro calor y nuestra complicidad. A los de allí, que no les tenemos miedo y que sus amenazas, juego sucio y acoso sistemático no nos amedrentarán, bien sea cuando arremetan contra la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, o contra cualquiera de nosotros.

Decía Manuel de Pedrolo, cuando las mayorías sociales -o al menos las políticas- eran otras: "Hay que protestar incluso cuando no sirve de nada". Y entonces no nos rendimos, no desfallecimos nunca, a pesar de que la restauración monárquica estaba en su cénit y el sueño de la justicia social y la libertad nacional languidecía en favor de un statu quo que se había conjurado para anestesiar todo cambio que no fuera cosmético.

Hacemos hoy, también, un homenaje a la Festa de Sant Boi de 1976 que es también un sentido homenaje al querido Jordi Carbonell, uno de los hombres que nunca se resignó a pesar de constatar el enorme fraude que fue la transición española. Y si estamos donde estamos es gracias a personas como CarbonellMuriel Casals o el mismo Pedrolo, personas con un profundo sentido de la justicia y la libertad que, sin lugar a dudas, este Onze de Setembre estarían con todos nosotros, en la calle, empujando, sonrientes, convencidos de que lo tenemos al alcance de la mano y que ahora todo depende de nosotros, de nuestro coraje y determinación.

Y hay que saber también que nada será posible si no construimos mayorías transversales. Todo el mundo es bienvenido. Hoy, en el homenaje a Carbonell, o este domingo en las calles de Barcelona, Lleida, Tarragona, Berga o Salt. No sobra nadie porque necesitamos a todo el mundo que ama la libertad. Tenemos la inmensa fortuna de ser los hijos de un país que, hijos de aquí o allí, contamos con la energía y la iluminación suficientes, asistidos no por la razón de la fuerza, sino por la fuerza de la razón.

Ahora que podemos, no permitiremos que nuestra gente siga en la penumbra mientras nos resignamos a esperar a que en Madrid salga el sol que nos ilumine. El momento es ahora y aquí. Si tenemos derecho a decidir, decidimos. Porque si alguien ha pretendido que la defensa del derecho a decidir consista en decidir que, en la práctica, no podemos decidir nada, penosa defensa de la soberanía del pueblo estaríamos haciendo. Como decía Carme Forcadell: '¡Viva la democracia, viva el pueblo soberano, viva la república catalana'.

Tenemos esperanza, tenemos la voluntad de la gente y hace demasiado que nos esperamos para que ahora nos quieran enredar. Es aquí donde necesitamos la solidaridad de las fuerzas del cambio porque aquí sí podemos y no vamos a permitir que nadie malgaste los sueños de tanta gente. Si alguien quiere desencadenar un cambio en España, que no tenga ninguna duda de que este cambio solo será posible si la sociedad catalana, esa que ha exhibido ante todo el mundo una sonrisa masiva y democrática en la calle, da un paso democrático adelante que hará sentir orgullosas a las futuras generaciones, a nosotros mismos, y que a buen seguro haría sonreír a todos aquellos que durante generaciones nos han precedido anhelando este momento.

La victoria es nuestra, de todos.