Altavoz y sordina

Ahora, la política exhibe relatos. La palabra es amable, incluso tierna, pero esconde la voracidad de la ambición y la manipulación. Nada nuevo. Solo que luce cierto aroma a alegre y descarada evanescencia. Hoy, en las salas de máquinas que antes se llamaban ideológicas, se está escribiendo el cuento que nos contarán: el siguiente capítulo del 'procés'. Puede ser un desenlace o un 'continuará'. Pero lo que está claro es que no habrá un solo relato. Y vamos a asistir al combate por la hegemonía.

Si la tendencia que marca el GESOP se afianza, es una mayoría sólida la que prefiere negociar por un mejor autogobiernomayoría sólida la que prefiere negociar que batallar por la independencia. Se han cometido errores que han provocado desconcierto y fatiga. El Gobierno de Sánchez no produce la vergüenza del de Rajoy, más aún si avanza en conquistas sociales y nos libra de la 'ley mordaza' y de aspectos más simbólicos, pero pesados, como el mausoleo de Franco. El 'procés' siempre podrá arrogarse el mérito de haber hecho tambalear y dejado en evidencia la parálisis y el autoritarismo del Ejecutivo del PP. Si se arremanga, puede colaborar en otra concepción de España. Y aunque el concepto produce urticaria a muchos, todo se vende mejor si hay medallas que prenderse. Este puede ser un relato que concilie mayorías. Para ello, la agresividad de tantos hiperventilados pasará del altavoz a la sordina. También perderán eco los que exigen contrición, penitencia y mortificación.